Dra. Sara McLaughlin, Cirugía Oncológica, Departamento de Cirugía: Cuando pensamos en el tratamiento contra el cáncer de mama, lo hacemos con una estrategia integral debido a lo que podría estar ocurriendo en cualquier otra parte. Pero... ¿cómo crear un plan de tratamiento que aborde todo eso? Disponemos de una gran cantidad de terapias realmente dirigidas que minimizan el daño a las células buenas, por así llamarlas. Apuntan contra las células malas. Además, una estrategia integral realmente nos permite decir que si operamos y extraemos el tumor junto con uno o dos ganglios linfáticos, entonces podemos verdaderamente tratar el resto del cuerpo. Tenemos datos que comparan la conservación de la mama frente a la mastectomía con un seguimiento de 30 años y demuestran claramente que no hay diferencia en la supervivencia entre una lumpectomía con radiación y una mastectomía.

Somos uno de los pocos lugares en todo el país que realiza los casos de cirugía mamaria con anestesia regional, y con mucha precisión podemos apuntar solo contra los nervios que afectan la zona de la mama y de los ganglios linfáticos que nos interesan. Eso permite realizar el procedimiento con la persona dormida, sin que recuerde ni sienta nada, pero aún capaz de respirar por su cuenta. Cada vez aumentan más los datos sobre el método con anestesia regional que realmente delimita la anestesia u otro medicamento anestésico al lugar donde se hace la cirugía. Eso puede realmente disminuir la tensión que el procedimiento ocasiona en el cuerpo, con posibles implicaciones para un futuro riesgo de recurrencia.

Existen algunas técnicas que podemos aplicar para redistribuir el tejido dentro de la mama de modo que cuando se extirpe una parte no quede en el seno una gran —digamos— hendidura. Podemos redistribuir el tejido en ese sitio y mantener la mama más normal y estéticamente aceptable con la cirugía oncoplástica. Luego, podemos también subirlo de nivel y junto con los cirujanos plásticos combinar los procedimientos, cuando es posible reposicionar el pezón o hacer una reducción al mismo tiempo. Hay todo tipo de técnicas nuevas relacionadas con los métodos para conservación del pezón en los que realmente se salva el pezón y la areola, o el complejo, lo que para el cirujano plástico puede ser la parte más difícil de reconstruir en el futuro. Especialmente al intentar que coincida la simetría con el otro lado, la oportunidad de salvar el pezón propio sin aumentar el riesgo de recurrencia del cáncer también es una contribución importante. Más aún, existen técnicas de reconstrucción realmente avanzadas en las que utilizamos el propio tejido de la persona. Están realmente convirtiéndose en el estándar de oro de la reconstrucción mamaria. Porque con la edad, esos pueden ganar o perder peso de forma natural, como lo haría un seno normal, lo que al final lleva a un mejor resultado estético.

Creo que el futuro de la atención médica del cáncer de mama, si puedo empezar por ahí, es cada vez más específico. Cuanto más específicos podamos ser, mejores serán los resultados. Cuanto más corta sea la duración del tratamiento, menores serán los efectos secundarios.

Sept. 18, 2024