Corría entre cinco y seis millas (entre 8 y 9,5 kilómetros) por día y, de repente, no podía correr una milla (1,5 kilómetros); al día siguiente, le envié un mensaje a mi madre en el que le decía que no podía caminar una milla (1,5 kilómetros). Luego, no podía subir las escaleras de mi apartamento.
He bailado toda la vida. Bailaba en la academia de danzas cuando era niña, bailaba en la escuela secundaria. Fui animadora en la universidad, luego fui animadora profesional de la Liga Nacional de Fútbol Americano, y fue entonces cuando ingresé de nuevo en un hospital de St. Louis, donde me quedé unas dos semanas.
Cuando me enviaron a casa con un tanque de oxígeno y me dijeron que así iba a ser mi vida, no pude aceptarlo. Sabía que no volvería a ese hospital, pero mi madre y yo no nos íbamos a rendir y encontramos a la Dra. J en Google cuando buscamos los mejores cirujanos de tórax en embudo del mundo. Cuando apareció su nombre, pensamos de inmediato que teníamos que ver a la Dra. J.
Danielle describe síntomas muy clásicos del tórax en embudo. La paciente siente que no puede respirar lo suficiente cuando se esfuerza, tiene dificultad para respirar y siente aturdimiento y mareos.
Hola. Soy Dawn Jaroszewski. Soy una cirujana torácica en Mayo Clinic de Arizona, y mi especialidad es el tórax en embudo. Es algo en lo que he trabajado durante años, y la mayor parte de mi práctica se centra en las deformidades de la pared torácica.
El tórax en embudo es una deformidad muy frecuente de la pared torácica. En realidad, es el defecto congénito más frecuente y consiste en que la parte delantera de la pared torácica anterior se hunde. Puede suceder en distintos lugares, a veces es leve, a veces es ancho y plano. El problema con el tórax en embudo es que, cuando el tórax se hunde, ejerce presión o compresión en el corazón y los pulmones.
A veces, afecta más el aspecto mental que el físico, porque era difícil para los médicos distinguir los síntomas físicos de la ansiedad, ya que me afectaba más mentalmente. Me dijeron que estaba loca y que tomara medicamentos para la ansiedad y que estaría bien, no que tenía un problema con el corazón y el pecho. En el momento que me hicieron un ecocardiograma de pie fue cuando determinamos que el ventrículo derecho estaba siendo presionado por completo, y que estaba perdiendo el 60 % del flujo sanguíneo cuando me paraba. El siguiente procedimiento, realizado por la Dr. J, me curó.
Fue asombroso, porque el defecto era muy grave, y el corazón estaba comprimido casi por completo, aplastado por la forma en que el pecho se hundía. Si pensamos en cómo funciona el corazón, es básicamente como una bomba. El cuerpo necesita sangre y la sangre lleva oxígeno; cuando haces ejercicio, necesitas más oxígeno, y el corazón late más rápido para que la sangre circule más rápido y se expande y aumenta el volumen de sangre, lo que se llama el volumen sistólico. En los pacientes con tórax en embudo, el corazón está comprimido y la única manera que tiene de bombear más sangre es latir más rápido. Como su espacio está restringido, no puede aumentar el volumen. Entonces, ves que los pacientes están bien cuando corren o hacen cosas durante poco tiempo, pero cualquier cosa que implique resistencia y esfuerzo los agota, porque el corazón late todo lo que puede, pero no puede mantener el ritmo.
Tengo dos barras de acero inoxidable desde hace unos seis meses, y las debo tener durante tres años. Además, pude ponerme de pie y caminar el día después de la cirugía. Caminaba por Mayo Clinic; incluso antes de conocerla era mi superheroína, por decirlo de alguna manera. Sentí como si ya la conociera. Cuando la vi por primera vez, entró en la habitación y le di un gran abrazo que pensé que tal vez había sido incómodo. Lo siento, no me importa si fue así, pero sabía de alguna manera que ella iba a salvar mi vida, ya que era la única persona que iba a hacer eso por mí.
Saber qué le pasaba fue una travesía larga, frustrante y, francamente, muy aterradora para Danielle. Afortunadamente, llegó hasta aquí, y fuimos capaces de diagnosticarla y hacer las pruebas necesarias para confirmar que lo que le estaba pasando, según los síntomas, estaba relacionado con el tórax en embudo, y había que hacer la cirugía de forma correcta para solucionarlo.
Mi consejo para otros pacientes que tal vez se sienten solos o asustados, o creen que no tienen a quién recurrir, es que llamen a la Dra. Jaroszewski, viajen a Phoenix y atiéndanse con ella. Ella y el equipo de cardiólogos te harán sentir confiado y cómodo y te ayudarán a entender el cuerpo para que no te dé miedo. Atenderte con la Dra. Jaroszewski te tranquilizará y te hará sentir que vas a estar bien, porque sabes que estás en las mejores manos posibles.