Durante sus estudios de Medicina, el Dr. Dey descubrió su pasión por la cirugía: "Es una interacción muy privilegiada e íntima en la que alguien decide poner en tus manos su vida y su calidad de vida", afirma. "Me siento afortunado por haber tenido magníficos mentores que despertaron mi interés por la cirugía plástica y reconstructiva de la cara", añade.
En sus inicios, una experiencia en particular le ayudó a saber en qué enfocarse. "Tuvimos una paciente que no podía sonreír. Era evidente lo mucho que esto la afectaba", recuerda. "Tuve la suerte de formar parte del equipo que ayudó a reanimar su rostro. Hasta el día de hoy, recuerdo cuando la vi después de la cirugía y sonreía por primera vez en años. En ese momento se consolidó mi interés por la cirugía plástica y reconstructiva de la cara".
El Dr. Dey describe la reanimación facial como un término comodín. Lo compara con una caja de herramientas. Dentro de esa caja, las herramientas representan muchos procedimientos y cirugías que ayudan a recrear la simetría y la función de la cara. "Pero no todos los cirujanos plásticos de la cara disponen de todos los medios representados en esa caja", señala. "Gracias a mi formación y a nuestro equipo, ofrecemos todos los medios, desde tratamientos no quirúrgicos como bótox y rellenos, hasta tratamientos quirúrgicos como la transferencia de músculos y nervios, e incluso el tratamiento de pacientes con reinervación aberrante a través de cortes en determinados músculos y nervios".
Una de las áreas principales en la que se centra el Dr. Dey es la parálisis facial. "Los efectos de la parálisis facial pueden ser devastadores", afirma. "Tuve una paciente con un tumor en la base del cráneo que le debilitó el nervio facial. El equipo quirúrgico le extirpó el tumor y, al hacerlo, también tuvo que extraer una parte del nervio facial, lo que provocó una parálisis completa en un lado de la cara. En nuestra primera reunión, me contó lo sucedido con un niño pequeño en una tienda de comestibles. El niño se acercó a ella y ella le sonrió para saludar. Debido a la enorme asimetría en su sonrisa, el niño salió corriendo en llanto. Eso le partió el corazón".
Cuando los pacientes se sientan conmigo en la consulta, a menudo, lloran. Siento mucha empatía por ellos. Pero también sé que puedo hacer algo extraordinario. Puedo ofrecerles una solución, darles esperanza".
"Tuve la suerte de hablarle sobre las opciones de reanimación facial", explica. "Terminamos haciendo una cirugía para trasplante muscular, en la que tomamos músculo de la cara interna del muslo para reconstruir o sustituir los músculos del rostro, y cuidadosamente lo conectamos a la irrigación sanguínea del cuello y a un nervio nuevo. Ahora puede sonreír con todo el rostro y eso sí que transforma la vida".
"Es muy duro cuando no puedes conectar con otras personas ni corresponder una sonrisa", afirma. "Cuando los pacientes se sientan conmigo en la consulta, a menudo, lloran. Siento mucha empatía por ellos. Pero también sé que puedo hacer algo extraordinario. Puedo ofrecerles una solución, darles esperanza. Casi siempre podemos hacer algo para ayudar a alguien con parálisis facial. Una vez que se completa el procedimiento, suelen aparecer más lágrimas. Sin embargo, son lágrimas de felicidad en ese momento. Eso es lo que me impulsa a seguir haciendo lo que hago, a innovar y a esforzarme por avanzar más. Todos los días me pregunto qué podemos hacer hoy para mejorar un poquito más las cosas, a medida que continuamos ayudando a los pacientes".
¿Cómo ve el Dr. Dey el futuro de la reanimación facial? "Es un campo muy fértil para la innovación, lo que es fascinante desde el punto de vista profesional, pero también es muy conmovedora la capacidad de ofrecer estos tratamientos nuevos a los pacientes", dice. "Cada año, comprendemos mejor la microanatomía del nervio facial y la fisiopatología de una lesión del nervio facial y su recuperación. Esta información nos ayuda a crear tratamientos más eficaces para la parálisis facial. Personalmente, quiero que haya más concienciación sobre los tratamientos. Me sorprende que en el mundo todavía haya tantos pacientes con parálisis facial que creen que no tienen otras opciones".
"Además, tengo la fortuna de haber recibido capacitación avanzada en estética, lo que me permite considerar la reanimación facial de los pacientes desde una perspectiva artística", señala el Dr. Dey. Esta combinación de experiencia en la reanimación facial y cirugía estética de la cara ayuda al Dr. Dey a obtener los mejores resultados posibles para sus pacientes. "Desafortunadamente, algunas personas todavía creen que los procedimientos estéticos son solo para embellecer. Pero yo sostengo que si un paciente se aflige porque lo que ve en el espejo no coincide con lo que siente por dentro, ese paciente merece tratamiento. Merece un cambio que mejore su calidad de vida". El Dr. Dey observa que hay un cambio cultural en torno al estigma de la cirugía plástica. "Cada vez más personas expresan haberse sometido a una cirugía estética de la cara. Por ello, creo que parte de ese estigma está desapareciendo".
Es tan gratificante ser parte del equipo que le devuelve a alguien la calidad de vida. Es verdaderamente un procedimiento que cambia vidas. Diariamente, es un regalo para mí trabajar con mi equipo y ejercer un efecto positivo".
Por cada sonrisa que el Dr. Dey repara gracias a la reanimación facial, su propia sonrisa se hace más grande. "Es tan gratificante ser parte del equipo que le devuelve a alguien la calidad de vida. Es verdaderamente un procedimiento que cambia vidas. Diariamente, es un regalo para mí trabajar con mi equipo y ejercer un efecto positivo". Al fin y al cabo, el Dr. Dey sabe que no solo está reanimando un rostro, sino que está restableciendo una vida.