Los implantes de cóclea usan un procesador de sonido que se lleva detrás de la oreja. El procesador capta los sonidos del exterior y envía las señales de sonido a un receptor que se coloca debajo de la piel detrás de la oreja. El receptor envía las señales a los electrodos que se han colocado en la cóclea, que es la parte del oído interno con forma de caracol. Las señales activan el nervio coclear, que envía las señales al cerebro. El cerebro escucha esas señales como sonidos. Hay dos estilos de procesadores externos para los implantes de cóclea. El primero es una sola unidad que se coloca fuera de la oreja y que cuenta con un procesador de voz, un micrófono, un imán y un transmisor (abajo a la izquierda). El segundo es el procesador que se coloca sobre la oreja. Las partes están divididas en dos piezas que están conectadas por un cable (arriba a la izquierda).
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