Diagnóstico
El diagnóstico de la tos ferina en sus etapas iniciales puede ser difícil porque sus signos y síntomas se parecen a los de otras enfermedades respiratorias frecuentes, tales como el resfrío, la influenza o la bronquitis.
A veces, los médicos pueden diagnosticar la tos ferina solo preguntando los síntomas y escuchando la tos. Las pruebas médicas pueden ser necesarias para confirmar el diagnóstico. Tales pruebas pueden ser las siguientes:
- Una prueba de cultivo nasofaríngeo. El médico toma un hisopado o muestra por succión de la región donde se unen la nariz y la garganta (nasofaringe). La muestra luego se analiza para buscar evidencias de la presencia de la bacteria de la tos ferina.
- Análisis de sangre. Se toma una muestra de sangre y se la envía al laboratorio para comprobar la cantidad de glóbulos blancos, dado que estos ayudan al cuerpo a combatir las infecciones, tales como la tos ferina. Un recuento alto de glóbulos blancos, generalmente, indica la presencia de una infección o de una inflamación. Este es un análisis general, no específico para la tos ferina.
- Una radiografía de tórax. El médico puede solicitar una radiografía para ver la presencia de inflamación o de líquido en los pulmones, lo que ocurre cuando la tos ferina y otras infecciones respiratorias se complican con neumonía.
Tratamiento
Los bebés por lo general son internados para recibir tratamiento porque la tos ferina es más peligrosa en ese grupo etario. Si tu hijo no puede retener los líquidos o los alimentos, puede necesitar administración intravenosa de fluidos. Tu hijo también será aislado de otros para evitar que la infección se propague.
El tratamiento para los demás niños y adultos por lo general puede realizarse en la casa.
Medicamentos
Los antibióticos matan las bacterias causantes de la tos ferina y ayudan a acelerar la recuperación. Puede que les receten antibióticos preventivos a los miembros de la familia expuestos.
Desafortunadamente, no se puede hacer mucho para aliviar la tos. Los medicamentos de venta libre, por ejemplo, tienen muy poco efecto sobre la tos ferina y no se los recomienda.
Autocuidados
Los siguientes consejos sobre cómo lidiar con los episodios de tos se aplican a cualquier persona que reciba tratamiento para la tos ferina en el hogar:
- Descansa mucho. Si el dormitorio es oscuro, silencioso y fresco puede ayudar a relajarte y a descansar mejor.
- Bebe mucho líquido. Agua, jugos y sopas son buenas opciones. Sobre todo en los niños, presta atención a los signos de deshidratación, tales como labios secos, llanto sin lágrimas y micción con poca frecuencia.
- Come porciones más pequeñas. Para evitar los vómitos después de toser, ingiere comidas más pequeñas, con mayor frecuencia, en lugar de comidas grandes.
- Purifica el aire. Mantén tu hogar libre de sustancias irritantes que pueden desencadenar episodios de tos, como el humo del tabaco y de las chimeneas.
- Evita el contagio. Tápate al toser y lávate las manos con frecuencia; si tienes que estar cerca de otros, usa una máscara.
Preparación para la consulta
Si crees que tú o tu hijo tienen tos ferina, pide una cita con tu médico de familia o con el pediatra. Tener síntomas graves puede requerir que vayas a una clínica de atención inmediata o al Departamento de Emergencia de un hospital.
Qué puedes hacer
Es aconsejable que escribas una lista con lo siguiente:
- La descripción detallada de los signos y síntomas
- Información sobre problemas de salud anteriores
- Las fechas de las vacunaciones
- La información acerca de problemas médicos de tus padres o hermanos
- Preguntas que quieras hacerle al médico
Qué esperar del médico
El médico realizará una exploración física y usará un estetoscopio para escuchar detenidamente los pulmones. Las preguntas que te puede hacer el médico son las siguientes:
- ¿Cuándo comenzó la tos?
- ¿Cuánto dura, generalmente, un ataque de tos?
- ¿Hay algo que desencadene la tos?
- ¿La tos causa arcadas o vómitos?
- ¿Alguna vez te quedó la cara roja o azul después de toser?
- ¿Has estado expuesto a alguien con tos ferina?