Durante la ablación por radiofrecuencia laparoscópica, el médico observa el interior del abdomen mediante dos instrumentos especiales. Uno es una cámara laparoscópica colocada por encima del útero. El otro es una varita de ecografía laparoscópica que se coloca directamente sobre el útero. El uso de ambos instrumentos proporciona al médico dos perspectivas de un fibroma uterino. Esto permite un tratamiento más riguroso del que sería posible con una sola perspectiva. Después de localizar el fibroma uterino, el médico utiliza otro aparato delgado para introducir en el fibroma varias agujas pequeñas. Dichas agujas se calientan y destruyen el tejido del fibroma.
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