Diagnóstico
Al evaluar un bulto o nódulo en el cuello, uno de los principales objetivos del médico es descartar la posibilidad de cáncer. Pero tu médico también querrá saber si la glándula tiroidea está funcionando correctamente. Estas pruebas pueden incluir lo siguiente:
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Examen físico. Es probable que el médico te pida que tragues mientras examina tu glándula tiroides porque un nódulo en esa zona generalmente se mueve hacia arriba y hacia abajo durante la deglución.
El médico también buscará signos y síntomas de hipertiroidismo, como temblores, reflejos demasiado activos y latidos cardíacos rápidos o irregulares. También comprobará si hay signos y síntomas de hipotiroidismo, como latidos cardíacos lentos, piel seca e hinchazón de la cara.
- Pruebas de la función tiroidea. Las pruebas que miden los niveles sanguíneos de la hormona estimulante de la tiroides y las hormonas producidas por la glándula tiroides pueden indicar si tienes hipertiroidismo o hipotiroidismo.
- Ecografía. Esta técnica de imagen utiliza ondas de sonido de alta frecuencia para producir imágenes de la glándula tiroides. Una ecografía de la glándula tiroides proporciona la mejor información sobre la forma y la estructura de los nódulos. Los médicos pueden utilizarla para distinguir los quistes de los nódulos sólidos o para determinar si existen nódulos múltiples. Los médicos también pueden utilizarla como guía para realizar una biopsia por aspiración con aguja fina.
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Biopsia por aspiración con aguja fina. Con frecuencia se realiza una biopsia de los nódulos para asegurarse de que no haya cáncer. Durante el procedimiento, el médico inserta una aguja muy fina en el nódulo y extrae una muestra de las células.
El procedimiento se realiza generalmente en el consultorio del médico, dura unos 20 minutos y tiene pocos riesgos. Generalmente, el médico usa una ecografía para ayudarse a colocar la aguja. Su médico envía las muestras a un laboratorio para que sean analizadas bajo el microscopio.
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Gammagrafía tiroidea. El médico puede recomendar una gammagrafía tiroidea para ayudar a evaluar los nódulos tiroideos. Durante esta prueba, se inyecta un isótopo de yodo radioactivo en una vena del brazo. Luego te recuestas en una camilla mientras una cámara especial produce una imagen de tu glándula tiroidea en la pantalla de una computadora.
Los nódulos que producen un exceso de hormona tiroidea, llamados "nódulos hiperfuncionantes", aparecen en la exploración porque absorben más cantidad del isótopo que el tejido tiroideo normal. Los nódulos hiperfuncionantes casi nunca son cancerosos.
En algunos casos, los nódulos que ocupan menos del isótopo, llamados nódulos fríos, son cancerosos. Sin embargo, una gammagrafía tiroidea no puede distinguir entre los nódulos fríos que son cancerosos y los que no lo son.
Tratamiento
El tratamiento depende del tipo de nódulo tiroideo que tengas.
Tratamiento de los nódulos benignos
Si un nódulo tiroideo no es canceroso, las opciones de tratamiento incluyen:
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Conducta expectante. Si una biopsia muestra que tienes un nódulo tiroideo no canceroso, tu médico puede sugerirte que simplemente vigiles tu afección.
Esto suele implicar la realización de un examen físico y pruebas de función tiroidea a intervalos regulares. También puede incluir una ecografía. Es probable también que debas realizarte otra biopsia si el nódulo se agranda. Si el nódulo tiroideo benigno no cambia, es posible que nunca tengas que realizarte un tratamiento.
- Terapia con hormona tiroidea. Si tu prueba de función tiroidea encuentra que tu glándula no está produciendo suficiente hormona tiroidea, tu médico puede recomendar una terapia con hormona tiroidea.
- Cirugía. Un nódulo no canceroso a veces puede requerir cirugía si es tan grande que dificulta la respiración o la deglución. Los médicos también pueden considerar la posibilidad de operar a las personas con bocios multinodulares grandes, en particular cuando los bocios comprimen las vías respiratorias, el esófago o los vasos sanguíneos. Los nódulos diagnosticados mediante una biopsia como indeterminados o sospechosos también necesitan extracción quirúrgica, para que se los pueda examinar en busca de signos de cáncer.
Tratamiento de nódulos que provocan hipertiroidismo
Si un nódulo tiroideo está produciendo hormonas tiroideas y sobrecargando los niveles normales de producción hormonal de la glándula tiroides, tu médico puede recomendarte un tratamiento para hipertiroidismo. Se puede incluir lo siguiente:
- Yodo radioactivo. Los médicos utilizan el yodo radioactivo para tratar el hipertiroidismo. Tomado en forma de cápsula o en forma líquida, el yodo radioactivo es absorbido por la glándula tiroides. Esto hace que los nódulos se reduzcan y que los signos y síntomas del hipertiroidismo disminuyan, generalmente en un plazo de dos o tres meses.
- Medicamentos antitiroideos. En algunos casos, el médico puede recomendarte un medicamento antitiroideo como el metimazol (Tapazole) para reducir los síntomas de hipertiroidismo. El tratamiento suele ser a largo plazo y puede tener efectos secundarios graves en el hígado, por lo que es importante que hables de los riesgos y beneficios del tratamiento con tu médico.
- Cirugía. Si el tratamiento con yodo radioactivo o medicamentos antitiroideos no es una opción, puedes ser candidato para la cirugía para eliminar el nódulo tiroideo hiperactivo. Es probable que hables sobre los riesgos de la cirugía con tu médico.
Tratamiento de los nódulos cancerosos
El tratamiento de un nódulo que es canceroso por lo general implica una cirugía.
- Observación. Los cánceres muy pequeños tienen un bajo riesgo de crecer, por lo que puede ser apropiado que el médico vigile de cerca los nódulos cancerosos antes de tratarlos. Esta decisión se toma a menudo con la ayuda de un especialista en tiroides. La observación incluye el control de ecografía y la realización de análisis de sangre.
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Cirugía. Un tratamiento común para los nódulos cancerosos es la extirpación quirúrgica. En el pasado, era estándar remover la mayoría del tejido tiroideo, un procedimiento llamado tiroidectomía casi total. Sin embargo, hoy en día, puede ser apropiada una cirugía más limitada con el fin de extirpar solo la mitad de la tiroides para algunos nódulos cancerosos. La tiroidectomía casi total puede utilizarse dependiendo de la extensión de la enfermedad.
Los riesgos de la cirugía de la tiroides incluyen el daño al nervio que controla las cuerdas vocales y el daño a las glándulas paratiroides, cuatro glándulas diminutas ubicadas en la parte posterior de la tiroides que ayudan a controlar los niveles de minerales del cuerpo, como el calcio.
Después de una cirugía de tiroides, necesitará un tratamiento de por vida con levotiroxina para suministrar a su cuerpo la hormona tiroidea. Tu especialista en tiroides te ayudará a determinar la cantidad correcta que debes tomar porque puedes requerir más que un reemplazo de hormonas para controlar tu riesgo de cáncer.
- Ablación de alcohol. Otra opción para el tratamiento de ciertos pequeños nódulos cancerosos es la ablación con alcohol. Esta técnica consiste en inyectar una pequeña cantidad de alcohol en el nódulo tiroideo canceroso para destruirlo. A menudo se requieren múltiples sesiones de tratamiento.
Preparación para la consulta
Si ves o sientes tú mismo un nódulo tiroideo, generalmente en el medio de la parte inferior del cuello, justo arriba del esternón, comunícate con tu médico de atención primaria para realizar una cita y que evalúe el nódulo.
Por lo general, el médico puede descubrir los nódulos tiroideos durante un examen médico de rutina. A veces, el médico detecta un nódulo tiroideo cuando te realizas una prueba de imagen, por ejemplo una ecografía, una tomografía computarizada o una resonancia magnética, para evaluar otra afección en la cabeza o el cuello. Los nódulos detectados de esta manera generalmente son más pequeños que aquellos que encuentras durante una exploración física.
Una vez que el médico haya detectado un nódulo tiroideo, es probable que te remitan a un médico que se especializa en trastornos endocrinos (endocrinólogo). Para aprovechar al máximo tu cita, prueba con estas sugerencias:
- Ten en cuenta cualquier restricción previa a la cita. Cuando programes tu cita, asegúrate de preguntar si hay algo que debas hacer con anticipación para prepararte para las pruebas de diagnóstico.
- Anota todos los síntomas y cambios que estás experimentando, incluso si parecen no estar relacionados con tu problema actual.
- Haz una lista de la información médica importante, como tus procedimientos quirúrgicos recientes, los nombres de todos los medicamentos que estés tomando y cualquier otra afección por la que fuiste tratado.
- Toma nota de tus antecedentes médicos personales y familiares, incluso de cualquier antecedente de trastorno de la tiroides o cáncer de tiroides. Dile al médico sobre cualquier exposición a la radiación que hayas tenido, ya sea de niño o de adulto.
- Escribe preguntas para hacer al médico. Por ejemplo, es probable que quieras saber si los nódulos que no provocan problemas necesitan tratamiento y qué opciones de tratamiento hay disponible.