Diagnóstico
La placenta previa se diagnostica mediante una ecografía, ya sea durante una cita médica prenatal de rutina o después de un episodio de sangrado vaginal. La mayoría de los casos de placenta previa se diagnostican durante una ecografía en el segundo trimestre.
El diagnóstico inicial puede hacerse con un dispositivo de ecografía sobre el abdomen. Es posible que para obtener imágenes más precisas necesites una ecografía transvaginal, en la que se utiliza un dispositivo con forma de varilla que se coloca dentro de la vagina. El proveedor de atención médica tendrá cuidado con la posición del dispositivo para no romper la placenta ni causar sangrado.
Tratamiento
Si te diagnostican placenta previa durante un examen de rutina, es probable que debas realizarte ecografías más frecuentes para controlar los cambios en la placenta.
En muchas mujeres a las que se les diagnostica placenta previa al comienzo del embarazo, la afección se resuelve por sí sola. A medida que el útero crece, es posible que aumente la distancia entre el cuello del útero y la placenta. Además, es posible que la placenta crezca en dirección a la parte superior del útero, y que los bordes de los tejidos placentarios cerca del cuello del útero se encojan.
Si la placenta previa se resuelve, es posible que puedas planificar un parto vaginal. Si no se resuelve, deberás planificar un parto por cesárea.
Tratamiento del sangrado
El sangrado vaginal de más de 20 semanas se trata como una emergencia médica. Podrías ingresar a la unidad para el trabajo de parto y parto. Tú y tu bebé estarán bajo supervisión y es posible que necesites una transfusión de sangre para reemplazar la sangre perdida.
Si llevas 36 semanas de embarazo, es probable que te hagan una cesárea para que nazca el bebé. Si has perdido mucha sangre o si existe un riesgo de salud para ti o el bebé, es posible que necesites una cesárea de emergencia antes de las 36 semanas.
Si es la primera vez que has tenido un sangrado y este se detuvo durante al menos 48 horas, es posible que te den el alta hospitalaria. Si continúas teniendo sangrados más intensos, el equipo de atención médica podría recomendar que permanezcas en el hospital.
Tratamiento sin sangrado
Cuando no hay sangrado, el objetivo del tratamiento es reducir los riesgos de que este se desarrolle y de acercarte a tu fecha de parto tanto como sea posible. Es probable que tu proveedor de atención médica te recomiende evitar lo siguiente:
- Relaciones o actividades sexuales que podrían provocar el orgasmo
- Actividad física moderada o intensa
- Levantar objetos pesados o de peso moderado
- Estar de pie durante períodos prolongados
Si te dan de alta del hospital después de un primer episodio de sangrado, deberás seguir estas recomendaciones para reducir el riesgo de tener un segundo episodio.
Te aconsejarán que busques atención médica de emergencia si tienes sangrado vaginal o contracciones. Tu proveedor de atención médica podría preguntarte si alguien te ayudará en casa y si te pueden llevar a un hospital cercano.
Parto por cesárea programado
Aunque no hayas presentado sangrado durante el embarazo debido a la placenta previa (o no hayas tenido ningún sangrado desde el primer episodio) es probable que se programe un parto por cesárea entre las 36 y las 37 semanas.
Si el parto está planeado para antes de las 37 semanas, tu proveedor de atención médica te dará corticoides para ayudar a desarrollar los pulmones del bebé.
Estrategias de afrontamiento y apoyo
Si te diagnostican placenta previa, posiblemente te preocupe cómo esta afección afectará a tu bebé, a tu familia y a ti. Algunas de estas estrategias pueden ser útiles para enfrentar la situación:
- Infórmate todo lo que puedas sobre la afección.
- Únete a un grupo de apoyo de tu clínica u hospital, o de otras organizaciones comunitarias.
- Identifica a personas que pueden ayudarte con las actividades diarias del hogar o brindarte apoyo emocional.
- Si alguien te ofrece ayuda, explícale con claridad de qué manera puede hacerlo.
- Elabora un plan de transporte o para el cuidado del niño en el caso de que necesites servicios de emergencia.
Preparación para la consulta
La placenta previa se suele diagnosticar durante una ecografía de rutina o después de un episodio de sangrado vaginal. Por lo tanto, es posible que no tengas tiempo de prepararte para una cita médica de placenta previa como lo harías para las típicas citas de atención prenatal.
Si no necesitas atención médica inmediata o te envían a casa después de un tratamiento por sangrado vaginal, es importante que entiendas el plan de control y atención médica continua.
Estas son algunas de las preguntas que podrías hacerle a tu proveedor de atención médica después de un diagnóstico o en los exámenes de seguimiento:
- ¿Ante qué signos o síntomas debo llamarlo?
- ¿Ante qué signos o síntomas debo ir al hospital?
- ¿Cuándo debo hacerme la próxima ecografía?
- ¿Qué otra atención de seguimiento necesitaré?
- ¿Qué actividades debo dejar o limitar?
- ¿Qué tipo de ejercicio me recomienda?
- ¿Es posible que la placenta previa se resuelva sola?
- ¿En qué momento podremos saber si puedo tener un parto vaginal?
- Si tenemos que planificar un parto por cesárea, ¿cuándo me recomienda programarlo?
- ¿Tiene más información sobre la placenta previa?
- ¿Tiene información sobre grupos o servicios de apoyo para mujeres con placenta previa?
Qué esperar del médico
Es probable que tu proveedor de atención médica te haga diversas preguntas sobre tu capacidad de gestionar la atención médica en el hogar, especialmente si ya tuviste un episodio de sangrado. Estas son algunas preguntas de ejemplo:
- ¿A qué distancia del hospital vives?
- ¿Cuánto tiempo te llevaría llegar al hospital en una emergencia, incluido el tiempo para organizar el cuidado de niños, de ser necesario, y el transporte?
- ¿Tienes a alguien que podría cuidar de ti o ayudarte con las actividades cotidianas de modo que puedas restringir tus tareas o descansar?