Hola. Soy el Dr. Stephen Ansell, hematólogo de Mayo Clinic. En este video, veremos los aspectos básicos del linfoma: ¿Qué es?¿Quién puede padecerlo?Cuáles son los síntomas, y cómo se puede diagnosticar y tratar. Ya sea que busques respuestas para ti o para un ser querido, estamos aquí para darte la mejor información disponible. “Linfoma” es un término general para referirse a un tipo de cáncer que se origina en el sistema linfático. Puede ser difícil afrontar el diagnóstico de cualquier tipo de cáncer. Sin embargo, los últimos avances en el tratamiento del linfoma y las investigaciones en curso ofrecen mucha esperanza. El tratamiento resulta altamente exitoso para la mayoría de los pacientes. Primero, veamos qué es el sistema linfático. Básicamente, es un componente clave del sistema inmunitario. El sistema linfático produce linfocitos, o glóbulos blancos, que atacan los patógenos, las bacterias y otros organismos similares. Hay dos tipos de linfocitos: células T y células B. El linfoma se presenta cuando uno de estos tipos de linfocitos crece y se multiplica descontroladamente. En general, estas células anormales se desarrollan y generan tumores en los ganglios linfáticos, los cuales están presentes en todo el cuerpo. Es por esto que las células linfomatosas pueden acumularse en cualquier lugar.
Aunque existen diferentes tipos de linfoma, se clasifican en dos categorías principales. Primero, está el linfoma de Hodgkin.Este es un tipo poco común de linfoma que se caracteriza por la presencia de células grandes anormales llamadas células de Reed-Sternberg. Suele originarse en los ganglios linfáticos del cuello, el pecho y las axilas, y, a partir de allí, se disemina de forma ordenada y predecible a otros lugares del cuerpo. Por lo general, esto significa que puede detectarse y tratarse en forma temprana. Se considera uno de los tipos de cáncer más tratables. El linfoma no Hodgkin, a pesar de ser más común que el primero, también es una enfermedad muy poco frecuente y relativamente rara en general. Esta categoría incluye todos los tipos de cáncer de los linfocitos que no implican células de Reed-Sternberg.
Al igual que cualquier otro cáncer, el linfoma es el resultado de las mutaciones en el ADN que dan instrucciones para el crecimiento celular, ocasionando que las células crezcan sin control y vivan más de lo que deberían. Como consecuencia, las células afectadas siguen multiplicándose rápidamente. Estas mutaciones de ADN en particular afectan los linfocitos, que se acumulan en los ganglios y otras partes del sistema linfático para formar tumores, desplazando el tejido sano y limitando su capacidad de funcionamiento. No siempre sabemos la causa exacta de la mutación inicial, pero sí conocemos los efectos que tendrá posteriormente. Sin embargo, hay una serie de factores que pueden aumentar el riesgo de padecer esta enfermedad. A pesar de que ambos tipos de linfoma pueden aparecer a cualquier edad, siguen un patrón. En el caso del linfoma no Hodgkin, el riesgo aumenta a medida que envejecemos, por lo que la mitad de las personas diagnosticadas son mayores de 65 años. Con respecto al linfoma de Hodgkin, los casos se observan predominantemente en dos picos: en adultos jóvenes de entre 20 y 40 años, y en personas mayores de 55 años. Ya sea por la presencia de enfermedades inmunitarias o por el uso de medicamentos inmunosupresores, el linfoma es más común en personas con inmunodeficiencia. Hay ciertas infecciones que se pueden conectar a índices más altos de linfoma. Estas incluyen infecciones con el virus de Epstein-Barr y con helicobacter pylori.
Los síntomas comunes del linfoma incluyen hinchazón de los ganglios linfáticos en el cuello, las axilas o la ingle. A menudo es indoloro, pero no siempre, y con frecuencia puede estar asociado con fiebre, pérdida de peso inexplicable, sudores nocturnos intensos, y a veces escalofríos y fatiga persistente. También se puede presentar falta de aliento. Los pacientes con linfoma de Hodgkin pueden sufrir comezón. El hecho de presentar estos síntomas no significa que tengas un linfoma, pero es importante que acudas al médico si son recurrentes.
En primer lugar, es probable que te hagan una exploración física para ver si tienes los ganglios linfáticos inflamados, y si el bazo o el hígado se sienten hinchados. De hecho, se puede extirpar un ganglio linfático para hacer una biopsia. Esta prueba permite ver si hay células linfomatosas en el cuerpo, a la vez que ayuda a identificar el tipo de linfoma. La médula ósea es el lugar donde se producen las células, por lo que también podría tomarse una muestra de este tejido. En general, la biopsia se realiza tanto en el líquido, lo que se conoce como aspirado, como en una porción sólida de la médula ósea. Se usa una aguja para hacer la extracción; la muestra suele extirparse del hueso de la cadera y enviarse para su análisis. Además, el médico puede recomendarte otros tipos de pruebas, incluidos estudios por imágenes, como una tomografía por emisión de positrones, una tomografía computarizada o una resonancia magnética. Todos estos exámenes se usan para buscar signos de linfoma en otras áreas del cuerpo.
Un equipo de médicos especializados trabajará contigo para crear una estrategia de tratamiento para la enfermedad, la cual se basará en el tipo y la etapa del linfoma, en la agresividad del cáncer y en tu estado de salud general. Algunos linfomas crecen muy lento, por lo que no es necesario comenzar con el tratamiento de inmediato. La vigilancia activa suele ser la mejor opción. Junto con el médico, podrían decidir no tratar el linfoma hasta que comience a interferir en tu estilo de vida. A esto lo llamamos espera en observación. Sin embargo, hasta entonces, puede que debas someterte a pruebas periódicas para controlar la enfermedad. Es posible que te administren quimioterapia, un tratamiento que incluye medicamentos fuertes para eliminar el linfoma. En la actualidad, hay cada vez más tratamientos que permiten una terapia dirigida. Los tratamientos con medicamentos dirigidos se centran en anomalías específicas de las células cancerosas y son altamente eficaces. Otra estrategia es la inmunoterapia. Los medicamentos de inmunoterapia usan el sistema inmunitario para combatir el cáncer.
Enterarte de que tienes un linfoma y someterte al tratamiento puede ser abrumador, pero hay cosas que pueden ayudarte a sobrellevar la situación. Infórmate sobre el linfoma. No temas preguntarle a tu médico lo que desees saber y pídele que te recomiende recursos para obtener más información. Al informarte más sobre tu caso en particular y las opciones que tienes, te sentirás más seguro y empoderado para tomar decisiones sobre el tratamiento. Mantén a tus amigos y familiares cerca; acude a ellos para obtener apoyo práctico y emocional. También puede ser útil encontrar un grupo de apoyo para conversar con otras personas que se encuentran en la misma situación. Aunque padecer cáncer y atravesar el tratamiento nunca es fácil, en el caso del linfoma, las opciones disponibles ofrecen mucha esperanza y éxito a largo plazo. Se ha avanzado mucho en la lucha contra el linfoma, logrando que la enfermedad entre en remisión y que los pacientes retomen su vida habitual. A medida que la investigación continúa, se están desarrollando formas cada vez mejores y más eficaces de combatir esta enfermedad. Si quieres informarte más sobre el linfoma, mira los videos relacionados o visita mayoclinic.org. Te deseamos lo mejor.