Descripción general
Una convulsión febril es una convulsión en un niño provocada por una fiebre. La causa de la fiebre suele ser una infección. Las convulsiones febriles ocurren en niños pequeños con buen estado de salud, que tienen un desarrollo normal y que no han tenido síntomas neurológicos.
Una convulsión febril en tu hijo puede ser aterrador. Afortunadamente, estas convulsiones suelen ser inofensivas, duran pocos minutos y, por lo general, no son signos de un problema grave de salud.
Puedes ayudar al mantener a tu hijo a salvo durante la convulsión febril y ofrecerle consuelo después. Llama al médico para que evalúe a tu hijo lo antes posible después de una convulsión febril.
Síntomas
Por lo general, un niño que tiene convulsiones febriles tiembla de pies a cabeza y pierde el conocimiento. A veces, el niño puede ponerse muy rígido o contraerse solo en una parte del cuerpo.
A un niño que tiene una convulsión febril le puede suceder lo siguiente:
- Tener más de 100,4 °F (38,0 °C) de fiebre
- Perder el conocimiento
- Presentar temblores o sacudones en los brazos y las piernas
Las convulsiones febriles se clasifican como simples o complejas:
- Convulsiones febriles simples. Este es el tipo más común y dura desde unos pocos segundos hasta 15 minutos. Las convulsiones febriles simples no se repiten en un periodo de 24 horas y no son específicas de una parte del cuerpo.
- Convulsiones febriles complejas. Este tipo dura más de 15 minutos, ocurre más de 1 vez en 24 horas o se limita a un lado del cuerpo.
Las convulsiones febriles se producen con mayor frecuencia dentro de las 24 horas posteriores al inicio de la fiebre y pueden ser el primer signo de que el niño está enfermo.
Cuándo consultar al médico
Consulta con el médico de tu hijo lo más pronto posible después de la primera convulsión febril de tu hijo, incluso si solamente dura unos pocos segundos. Llama a una ambulancia para llevar a tu hijo a una sala de emergencias si la convulsión dura más de cinco minutos o está acompañada de lo siguiente:
- Vómitos
- Rigidez en el cuello
- Problemas respiratorios
- Somnolencia extrema
Causas
Por lo general, una temperatura corporal mayor que la normal causa convulsiones febriles. Incluso una fiebre baja puede desencadenar una convulsión febril.
Infección
Por lo general, la fiebre que desencadena las convulsiones febriles es causada por una infección viral y, con menor frecuencia, por una infección bacteriana. El virus de la gripe o influenza y el de la roséola, que a menudo causan fiebre elevada, parecen estar más asociados con las convulsiones febriles.
Convulsiones después de la vacunación
El riesgo de las convulsiones febriles puede aumentar después de algunas vacunas de la niñez. Entre estas están las vacunas contra la difteria, el tétanos y la tos ferina, o la vacuna triple viral, contra el sarampión, las paperas y la rubéola. Un niño puede tener febrícula después de una vacuna. Es la fiebre, no la vacuna, lo que causa las convulsiones.
Factores de riesgo
Los factores que aumentan el riesgo de tener una convulsión febril incluyen los siguientes:
- Edad temprana. La mayoría de las convulsiones febriles ocurren en niños de 6 meses a 5 años, y el mayor riesgo ocurre entre los 12 y los 18 meses de edad.
- Antecedentes familiares. Algunos niños heredan la tendencia familiar de tener convulsiones al tener fiebre. Además, los investigadores han asociado varios genes a la susceptibilidad a las convulsiones febriles.
Complicaciones
La mayoría de las convulsiones febriles no produce efectos prolongados. Las convulsiones febriles no causan daño cerebral, discapacidad intelectual o discapacidades de aprendizaje, y no implican que el niño tenga un trastorno de base más serio.
Las convulsiones febriles son convulsiones provocadas, y no indican epilepsia. La epilepsia es una enfermedad caracterizada por tener convulsiones no provocadas recurrentes que se deben a señales eléctricas anormales en el cerebro.
Convulsiones febriles recurrentes
La complicación más común es la posibilidad de más convulsiones febriles. El riesgo de recurrencia es mayor si:
- La primera convulsión de tu hijo se produjo por una fiebre baja.
- La convulsión febril fue el primer signo de enfermedad.
- Un familiar directo tiene antecedentes de convulsiones febriles.
- Tu hijo tenía menos de 18 meses la primera vez que tuvo una convulsión febril.
Prevención
La mayoría de las convulsiones febriles suceden en las primeras horas de fiebre, durante el aumento inicial de la temperatura corporal.
Cómo darle medicamentos a tu hijo
El uso de acetaminofén (Tylenol, otros) para bebés o niños o de ibuprofeno (Advil, Motrin, otros) al inicio de la fiebre puede hacer que tu hijo se sienta más cómodo, pero no evitará las convulsiones.
Ten precaución cuando les des aspirina a niños o adolescentes. Si bien el uso de la aspirina está aprobado en niños mayores de 3 años, los niños y adolescentes que se están recuperando de una varicela o de síntomas similares a los de la gripe nunca deben tomar aspirina. Esto se debe a que la aspirina se ha relacionado con el síndrome de Reye, una afección poco común pero potencialmente fatal, en estos niños.
Medicamentos preventivos recetados
Rara vez, se usan medicamentos anticonvulsivos recetados para intentar prevenir las convulsiones febriles. Sin embargo, estos medicamentos pueden provocar efectos secundarios graves que pueden superar cualquier beneficio posible.
Se podría recetar diazepam rectal (Diastat) o midazolam nasal para que se lo use según sea necesario en los niños propensos a padecer convulsiones febriles prolongadas. Estos medicamentos se utilizan generalmente para tratar las convulsiones que duran más de cinco minutos o si el niño tiene más de una convulsión en un plazo de 24 horas. Generalmente no se usan para prevenir las convulsiones febriles.