Diagnóstico
Es probable que el proveedor de atención médica comience con un examen físico que incluya lo siguiente:
- Verificar la amplitud de movimiento del cuello.
- Analizar tus reflejos y fuerza muscular para determinar si hay presión sobre los nervios raquídeos o la médula espinal.
- Observar cómo caminas para ver si la compresión medular afecta tu marcha.
Estudios de diagnóstico por imágenes
Las pruebas por imágenes pueden proporcionar información detallada para guiar el diagnóstico y el tratamiento. Entre los ejemplos se incluyen los siguientes:
- Radiografía de cuello. La radiografía puede mostrar cambios en la columna vertebral, como espolones óseos, que indican la presencia de espondilosis cervical. La radiografía de cuello también puede descartar causas poco comunes y más graves de dolor y rigidez de cuello, como tumores, cáncer, infecciones o fracturas.
- Imágenes por resonancia magnética. Mediante ondas de radio y un poderoso campo magnético, la imágenes por resonancia magnética puede generar imágenes detalladas que ayudan a identificar las áreas donde puede existir pinzamiento de los nervios.
- Mielografía por tomografía computarizada. En este tipo de estudio hecho por tomografía computarizada, se inyecta un tinte en el canal espinal para obtener imágenes más detalladas. Esta prueba permite ver con mayor facilidad los detalles de la médula espinal, el canal espinal y las raíces nerviosas.
Análisis de función nerviosa
Es posible que necesites pruebas para determinar si los impulsos nerviosos se desplazan de forma correcta hacia los músculos. Las pruebas de la función nerviosa incluyen las siguientes:
- Electromiografía. Estas pruebas miden la actividad eléctrica en los nervios mientras trasmiten mensajes a los músculos cuando estos se contraen y cuando están en reposo.
- Estudio de conducción nerviosa. Se fijan electrodos a la piel que está encima del nervio que se estudiará. Se hace pasar un pequeño choque eléctrico a través del nervio para medir la fuerza y la velocidad de los impulsos nerviosos.
Tratamiento
El tratamiento para la espondilosis cervical depende de su gravedad. El objetivo del tratamiento es aliviar el dolor, ayudarte a mantener tus actividades habituales tanto como sea posible y evitar lesiones permanentes en la médula espinal y los nervios.
Medicamentos
Si los analgésicos de venta sin receta médica no son suficientes, el proveedor de atención médica podría recetar lo siguiente:
- Antiinflamatorios no esteroides. Antiinflamatorios no esteroides, como el ibuprofeno (Advil, Motrin IB u otros) y el naproxeno sódico (Aleve), suelen ser de venta sin receta médica. Es posible que necesites formas de concentración con receta médica para aliviar el dolor y la inflamación por la espondilosis cervical.
- Corticoides. Un curso de tratamiento corto con prednisona oral puede ayudar a aliviar el dolor. Si el dolor es intenso, las infiltraciones con esteroides pueden servir.
- Relajantes musculares. Algunos medicamentos, como ciclobenzaprina (Amrix, Fexmid), pueden ayudar a aliviar los espasmos del cuello.
- Medicamentos anticonvulsivos. Algunos medicamentos para tratar la epilepsia pueden adormecer el dolor de los nervios dañados.
- Antidepresivos. Ciertos tipos de medicamentos antidepresivos pueden ayudar a aliviar el dolor de cuello causado por la espondilosis cervical.
Terapia
Un fisioterapeuta puede enseñarte ejercicios para ayudar a estirar y fortalecer los músculos del cuello y los hombros. Este puede ser uno de los mejores tratamientos para el dolor y la rigidez. Algunas personas con espondilosis cervical se benefician de la tracción, que puede ayudar a proporcionar más espacio dentro de la columna vertebral si las raíces nerviosas tienen pinzamientos.
Cirugía
Si el tratamiento tradicional no funciona o si los síntomas neurológicos (como debilidad en los brazos o las piernas) empeoran, podrías necesitar una cirugía a fin de crear más espacio para la médula espinal y las raíces nerviosas.
La cirugía podría implicar la extracción de una hernia de disco, espolones óseos o parte de una vértebra. Es posible que haya que fusionar un segmento del cuello con injertos óseos y otras piezas.
Autocuidados
La espondilosis cervical leve podría mejorar con lo siguiente:
- Hacer ejercicio en forma regular. Mantener la actividad ayudará a acelerar la recuperación, incluso si tienes que modificar algunos de tus ejercicios de manera temporal debido al dolor de cuello. Las personas que caminan a diario tienen menos probabilidades de experimentar dolor de cuello y lumbalgia.
- Medicamentos para aliviar el dolor que puedes comprar sin una receta médica. El ibuprofeno (Advil, Motrin IB, otros), el naproxeno sódico (Aleve) o el acetaminofén (Tylenol, otros) muchas veces son suficientes para controlar el dolor relacionado con la espondilosis cervical.
- Calor o frío. La aplicación de calor o de frío en el cuello puede aliviar la inflamación en los músculos de esa zona.
- Dispositivo de inmovilización blando para el cuello. El dispositivo de inmovilización permite que los músculos del cuello descansen. Sin embargo, un dispositivo de inmovilización para el cuello debería usarse solo durante períodos breves porque, con el tiempo, puede debilitar los músculos y provocar rigidez en la zona.
Medicina alternativa
El dolor y la rigidez de cuello pueden aliviarse con ajustes quiroprácticos. El quiropráctico puede manipular la columna vertebral o hacer un masaje para aliviar los síntomas. Por lo general, el tratamiento comienza después de tomar radiografías de la columna cervical.
Tanto la masoterapia como la acupuntura se están estudiando para tratar el dolor de cuello. Algunos de los primeros resultados indican que es posible que ambos tratamientos sean beneficiosos.
Preparación para la consulta
Es posible que se te remita a un fisioterapeuta o un médico que se especialice en trastornos de la columna vertebral (ortopedista).
La siguiente información te ayudará a prepararte para la cita médica y a saber qué puedes esperar.
Lo que puedes hacer
- Anota tus síntomas y cuándo comenzaron.
- Anota tu información médica más importante, incluidas otras afecciones.
- Anota tu información personal más importante, incluidos cualquier cambio considerable o situación estresante en tu vida.
- Haz una lista de todos los medicamentos, las vitaminas o los suplementos que tomes.
- Averigua si alguien en tu familia ha tenido problemas similares.
- Pídele a un amigo o a un familiar que te acompañe para ayudarte a recordar la información que recibas durante la cita médica.
- Anota las preguntas que quieras hacer durante la cita.
Preguntas para hacerle al médico
- ¿Cuál es la causa más probable de mis síntomas?
- ¿Qué tipo de pruebas necesito hacerme?
- ¿Qué tratamientos hay disponibles?
- Tengo otras afecciones médicas. ¿Cuál es la mejor manera de controlar estas afecciones de manera conjunta?
Además de hacer las preguntas que preparaste, no dudes en hacer otras preguntas que surjan durante la cita médica.
Qué esperar de tu médico
Es probable que el proveedor de atención médica te haga algunas preguntas. Estar preparado para responderlas te permitirá disponer de tiempo para repasar los puntos sobre los que quieras hablar en profundidad. Estas son algunas de las preguntas que podría hacerte:
- ¿Qué parte del cuello te duele exactamente?
- ¿Has tenido episodios anteriores de un dolor similar que finalmente desapareció?
- ¿Has notado cambios en el control de la vejiga o los intestinos?
- ¿Has sentido hormigueo o debilidad en los brazos, las manos, las piernas o los pies?
- ¿Tienes dificultades para caminar?
- ¿Qué medidas de cuidado personal has probado? ¿Alguna te ayudó?
- ¿Cuál es tu ocupación, y cuáles son tus pasatiempos y actividades recreativas?
- ¿Alguna vez has tenido un latigazo cervical u otra lesión en el cuello?