Uno de los cardiólogos de Mayo Clinic explica la enfermedad de la válvula aórtica, incluida la estenosis aórtica.
Hola, soy el Dr. Jeremy Thaden, cardiólogo de Mayo Clinic, y quiero hablarte sobre la enfermedad de la válvula aórtica. La válvula aórtica normal es una estructura compuesta por tres valvas que separa la aorta ascendente del ventrículo izquierdo, que es la cavidad principal de bombeo del corazón.
Durante la contracción del corazón, la válvula aórtica suele abrirse de tres a cinco centímetros cuadrados. A medida que este músculo se relaja, la válvula se cierra y evita que la sangre fluya de la aorta ascendente de regreso al corazón. A lo largo de la vida, la válvula aórtica se abre y se cierra unas miles de millones de veces.
Hay dos categorías principales de enfermedades que pueden afectar a esta válvula. La primera es la estenosis aórtica. Esta afección es poco frecuente en los jóvenes, pero el riesgo de desarrollarla aumenta significativamente a medida que envejecemos.
En los Estados Unidos, se considera que la prevalencia es del 6 % o superior en cada grado a partir de los 75 años. Se cree que la causa es un proceso inflamatorio activo. Tiene características microscópicas que, en cierto modo, son similares a las de la aterosclerosis.
Entre los factores de riesgo de esta enfermedad, se incluyen presión arterial alta, niveles anormales de lípidos, diabetes y enfermedad renal crónica. Se cree que algunas personas tienen una predisposición genética a desarrollar estenosis aórtica. En general, es una enfermedad progresiva. La calcificación progresiva de la válvula provoca un estrechamiento gradual y un fenómeno de sobrecarga de presión en el corazón, lo que puede dar lugar al engrosamiento y la rigidez del músculo cardíaco.
En una etapa temprana, puede causar falta de aire y dolor de pecho. En etapas más avanzadas, puede provocar insuficiencia cardíaca congestiva, pérdida repentina del conocimiento y, a veces, muerte súbita.
Las personas con una válvula normal conformada por tres valvas no suelen presentar un estrechamiento significativo hasta después de cumplir 70 u 80 años. Por el contrario, aquellos que tienen una válvula con una anomalía congénita, como una válvula aórtica con una sola cúspide (unicúspide) o con dos cúspides (bicúspide), suelen desarrollar un estrechamiento significativo de la válvula en una etapa más temprana de la vida. Por ejemplo, las personas con una válvula bicúspide pueden sufrir un estrechamiento significativo a los 50 o 60 años.
En general, el diagnóstico se realiza a partir del examen físico y puede confirmarse mediante una ecocardiografía transtorácica, un procedimiento que nos permite determinar el tamaño y el funcionamiento del corazón, y cuantificar el grado de la estenosis. También podemos calcular el área de la válvula y un gradiente transvalvular medio. Si el área valvular es inferior a un centímetro cuadrado y el gradiente medio es superior a 40 milímetros de mercurio, la estenosis suele considerarse grave.
En casos específicos, también realizamos una tomografía computarizada cardiaca o un cateterismo cardiaco para entender mejor la gravedad del estrechamiento. Entre las indicaciones para la cirugía por estenosis aórtica, se incluyen un estrechamiento grave acompañado de síntomas, como disfunción cardíaca y, en algunos casos, un rápido avance del grado de estrechamiento.
Por el contrario, la regurgitación aórtica es una afección en la que hay una filtración significativa en la válvula desde la aorta ascendente de regreso hacia el corazón. En lugar de un fenómeno de sobrecarga de presión, se produce un fenómeno de sobrecarga de volumen, lo que puede provocar la dilatación y el engrosamiento del músculo cardíaco.
Son varias las causas por las que la válvula aórtica puede presentar filtraciones. Lo más probable es que se deba a una anormalidad estructural de la propia válvula. Puede tratarse de una válvula con una anomalía congénita, como una válvula unicúspide o bicúspide. O bien, puede deberse a una afección adquirida por una infección previa de la válvula o una endocarditis.
En algunos casos, es posible que haya una filtración significativa, incluso si la válvula aórtica tiene una estructura normal. Esto es más común si se observa una dilatación significativa de la raíz aórtica o un aneurisma ascendente. Como mencioné anteriormente, el diagnóstico se suele intuir a partir del examen físico y se confirma mediante una ecocardiografía transtorácica. Al igual que en el caso de la estenosis aórtica, es posible cuantificar la gravedad de la filtración. Sin embargo, a veces, es necesario realizar una ecocardiografía transesofágica o una resonancia magnética cardíaca para comprender mejor el grado de dicha filtración.
Las indicaciones para una operación y la regurgitación aórtica incluyen una filtración grave acompañada de síntomas, como disfunción cardíaca o agrandamiento significativo del corazón. En general, la enfermedad de la válvula aórtica se puede tratar quirúrgicamente. No existen otras opciones médicas que sean eficaces para tratar la estenosis aórtica o la regurgitación aórtica.
En la mayoría de los casos se requiere un reemplazo de la válvula aórtica. Sin embargo, en casos muy poco frecuentes, es posible reparar estas válvulas. En los últimos años, se ha observado un aumento en las opciones de tratamiento disponibles para los pacientes con estas dos enfermedades. Recientemente, desarrollamos técnicas adicionales a la cirugía tradicional a corazón abierto. Contamos con técnicas mínimamente invasivas, como las toracotomías, que pueden usarse para tratar estas enfermedades sin necesidad de realizar una esternotomía abierta.
Recientemente, surgieron técnicas transcatéter o técnicas de reemplazo de válvula aórtica transcatéter, que consisten en la inserción de pequeños catéteres, generalmente a través de las arterias en la ingle, que permiten reemplazar la válvula sin necesidad de una esternotomía de línea media ni un baipás cardiopulmonar.