Mikel Prieto, M.D.: Muchas personas no se dan cuenta de que pueden cambiar la vida de alguien más al hacer este sacrificio. Donar un riñón no trae consecuencias a largo plazo.
Carrie Schinstock, M.D.: Algunos pacientes pierden el riñón por enfermedades genéticas o, incluso, por problemas congénitos.
Mikel Prieto, M.D.: Cuando esa afección progresa hasta el punto en el que el riñón va a fallar, solo hay dos opciones. Una opción es iniciar la diálisis, que se realiza con una máquina que imita la función del riñón. La otra opción es un trasplante de riñón. Hay dos formas de hacerlo. Una es que, si te aprueban para el trasplante, te ponemos en la lista de espera para un riñón de un donante fallecido. La otra opción, que es la mejor, es obtener un riñón sano de un donante vivo.
Carrie Schinstock, M.D.: Si no tienes un donante vivo, es posible que tengas que esperar varios años para un donante fallecido. Mientras, nosotros podemos buscar un donante vivo y podrías recibir un trasplante en unos meses.
Mikel Prieto, M.D.: Este es un procedimiento muy común. Se hace con técnicas laparoscópicas. Es decir, se hacen incisiones muy pequeñas. Consideramos que es muy seguro para el donante y que trae muy buenos resultados a largo plazo para el receptor.
Carrie Schinstock, M.D.: Los donantes suelen estar en el hospital solo uno o dos días, y en seis u ocho semanas ya pueden volver al trabajo y llevar una vida normal. Si te interesa ser un donante de riñón, el primer paso es completar el cuestionario para donantes vivos que puedes obtener en línea.
Mikel Prieto, M.D.: Me encanta venir a trabajar todos los días porque sé que estoy rodeado de un equipo de profesionales fantásticos. Como equipo, haremos que nuestros pacientes puedan superar el momento más difícil de sus vidas.