Los pacientes que se sometieron a estas operaciones, que no recibieron ninguna terapia previa, sino que fueron directamente al quirófano, no evolucionaron bien a largo plazo. Pero descubrimos que los resultados de los pacientes que recibieron algún tipo de terapia antes de la operación fueron considerablemente mejores a largo plazo.
También hemos comprobado que los resultados a corto plazo en cuanto a nuestra tasa de complicaciones, entre otros, han disminuido con el tiempo. Por tanto, en conjunto, se está demostrando que estos pacientes a los que normalmente no se les ofrece una operación pueden tener buenos resultados tanto a corto como a largo plazo.
Definitivamente estamos ante una gran revolución. Mucho de esto tiene que ver con mejores fármacos para la quimioterapia, que son mucho más eficaces, y con la utilización de lo que llamamos terapia multimodal: quimioterapia, radioterapia y luego una operación agresiva. Además, ahora podemos ofrecer potencialmente estas terapias a pacientes que antes no tenían otras opciones.
Lo fundamental es la sensación de optimismo por tener opciones. No todo el mundo quiere someterse a estas grandes operaciones, o los protocolos de quimioterapia y radioterapia son largos. Es el simple hecho de tener opciones para tomar esa decisión informada sobre si esto les beneficiaría. De lo contrario, no habría opciones y les dirían que no hay nada que hacer, que vayan a casa y hagan los arreglos pertinentes, pero estamos ofreciendo un poco más de esperanza a una cantidad bastante grande y considerable de pacientes que antes fueron ignorados.
Descubrimos que la mediana para la supervivencia, es decir, el número medio, la duración media de la vida después de someterse a este protocolo, se acerca ahora a los cuatro años, lo que supone unas cuatro veces más de lo que normalmente sería en pacientes que no se hubieran sometido a una operación. Además, descubrimos que los pacientes que reciben más quimioterapia antes de la operación obtienen resultados considerablemente mejores. Los pacientes con un marcador tumoral, que se mide con un análisis de sangre, cuando está elevado antes del diagnóstico, pero vuelve a la normalidad, esos pacientes también evolucionan considerablemente mejor.
Luego, una vez que se extirpa el cáncer y nuestro patólogo lo examina al microscopio, si otra vez hay una mínima cantidad de cáncer residual, esos pacientes evolucionan considerablemente mejor. Así que esperamos que esto se extienda ahora al resto del país. Ahora, hay una hoja de ruta sobre cómo tratar a estos pacientes en los que se han dado circunstancias anatómicas difíciles y, con suerte, será solo quimioterapia al principio, maximizar la duración de la quimioterapia, seguido de radioterapia para ayudar con una eventual operación. Luego, se lleva a estas personas al quirófano cuando todos los demás parámetros se alineen.