Diagnóstico

Es probable que el proveedor de atención médica de tu hijo te pida que describas con detalles las convulsiones. Seguramente, también hará un examen físico. Las pruebas pueden incluir las siguientes:

  • Electroencefalograma. Este procedimiento indoloro mide las ondas de actividad eléctrica en el cerebro. Las ondas cerebrales se transmiten a una máquina de electroencefalograma (EEG) a través de unas pequeñas placas metálicas llamadas electrodos que se adhieren al cuero cabelludo con una pasta o un gorro elástico.

    La respiración rápida (conocida como hiperventilación) durante un estudio de electroencefalograma (EEG) puede desencadenar una crisis de ausencia. Durante una convulsión, el patrón en el electroencefalograma (EEG) es diferente al patrón típico.

  • Exploraciones del cerebro. Los métodos de obtención de imágenes del cerebro, como la resonancia magnética (IRM), pueden ayudar a descartar otros problemas, por ejemplo, un accidente cerebrovascular o un tumor cerebral. Estas exploraciones producen imágenes detalladas del cerebro. Como tu hijo tendrá que quedarse quieto durante largos períodos, habla con el proveedor de atención médica sobre la posibilidad de administrar sedantes.

Tratamiento

El proveedor de atención médica de tu hijo puede comenzar con la dosis más baja posible del medicamento anticonvulsivo. Luego, el proveedor de atención médica puede aumentar la dosis según sea necesario para controlar las convulsiones. Es posible que, bajo la supervisión del proveedor de atención médica, el niño pueda reducir gradualmente los medicamentos anticonvulsivos si no ha tenido convulsiones durante dos años.

Los medicamentos recetados para las crisis de ausencia son:

  • Etosuximida (Zarontin). Este es el medicamento con el que comienza la mayoría de los proveedores de atención médica para tratar las crisis de ausencia. En la mayoría de los casos, las convulsiones responden bien a este medicamento. Los posibles efectos secundarios incluyen náuseas, vómitos, somnolencia, alteraciones del sueño e hiperactividad.
  • Ácido valproico. El ácido valproico se usa en el tratamiento de niños que tienen convulsiones tónico-clónicas y de ausencia, también conocidas como convulsiones gran mal. Los efectos secundarios incluyen náuseas, problemas de atención y aumento del apetito y del peso. En raras ocasiones, el medicamento puede causar inflamación del páncreas e insuficiencia hepática.

    Las mujeres que aún necesitan el medicamento en la adultez deben analizar los posibles riesgos del ácido valproico con su proveedor de atención médica. Este ácido se ha asociado a un mayor riesgo de defectos de nacimiento en bebés. Por lo general, los proveedores de atención médica no recomiendan su uso durante el embarazo o cuando están tratando de concebir.

  • Lamotrigina (Lamictal). Algunos estudios indican que este medicamento es menos eficaz que la etosuximida o el ácido valproico, pero tiene menos efectos secundarios. Los efectos secundarios pueden incluir sarpullidos y náuseas.

Estilo de vida y remedios caseros

Terapia nutricional

Una dieta cetogénica puede mejorar el control de las convulsiones. Esta dieta es alta en grasas y baja en hidratos de carbono. Solo se recurre a esta si con los medicamentos tradicionales no se pueden controlar las convulsiones.

Esta dieta no es fácil de mantener, pero algunas personas logran reducir las convulsiones. Las variaciones de una dieta cetogénica también pueden ser beneficiosas. Estas incluyen la dieta del índice glucémico y la dieta de Atkins modificada. Aunque son menos eficaces para controlar las convulsiones, no son tan restrictivas como la dieta cetogénica.

Opciones adicionales

Estas son otras medidas que pueden ayudar con el control de las convulsiones:

  • Asegúrate de que tu hijo tome los medicamentos correctamente. No modifiques la dosis antes de hablar con el proveedor de atención médica de tu hijo. Si crees que los medicamentos deberían cambiarse, háblalo con el proveedor de atención médica.
  • Aliéntalo para que duerma lo suficiente. La falta de sueño puede desencadenar convulsiones. Asegúrate de que tu hijo descanse adecuadamente cada noche.
  • Haz que tu hijo use un brazalete de alerta médica. Esto ayudará a que el personal de emergencias sepa cómo tratarlo de la manera correcta si tiene otra convulsión.
  • Pregunta al proveedor de atención médica de tu hijo sobre las limitaciones para conducir o hacer actividades recreativas. Tendrá que haber pasado un cierto tiempo sin convulsiones para que una persona con este trastorno pueda volver a conducir. La cantidad de tiempo necesaria desde la última convulsión varía según el estado. No debe bañarse ni nadar a no ser que haya otra persona cerca para ayudar en caso de que sea necesario.

Estrategias de afrontamiento y apoyo

Si tú o tu hijo viven con un trastorno convulsivo, es posible que te sientas ansioso o estresado sobre el futuro. El estrés puede afectar tu salud mental, de modo que es importante hablar con tu proveedor de atención médica o el de tu hijo. Busca recursos de apoyo.

En casa

Tus familiares pueden brindarte el apoyo que tanto necesitas. Cuéntales lo que sabes sobre el trastorno convulsivo. Hazles saber que pueden hacerte preguntas y mantén una postura abierta para hablar de lo que les preocupa. Para que entiendan tu afección, compárteles los materiales educativos u otros recursos que el proveedor principal de atención médica te haya dado.

En la escuela

Habla con los maestros y entrenadores de tu hijo sobre su trastorno convulsivo. Explica cómo afecta a tu hijo en la escuela. Habla sobre lo que puede necesitar tu hijo si tiene una convulsión en la escuela.

No estás solo.

Recuerda, no tienes que estar sola. Acércate a tus familiares y amigos. Pregunta al proveedor de atención médica sobre los grupos de apoyo locales o únete a una comunidad de apoyo en línea. No tengas miedo de pedir ayuda. Tener un sistema de apoyo sólido es importante cuando vives con una enfermedad.

Preparación para la consulta

En primer lugar, puedes consultar al proveedor principal de atención médica de tu hijo. No obstante, es posible que te remitan a un médico que se especializa en trastornos del sistema nervioso, conocido como neurólogo.

A continuación, te proporcionamos información para ayudarte a prepararte para la cita médica.

Qué puedes hacer

  • Anota cualquier síntoma que tengas, incluso los que parezcan no tener relación con las convulsiones.
  • Haz una lista de todos los medicamentos, vitaminas y suplementos que tú o tu hijo toman.
  • Anota las preguntas que quieras hacer al proveedor de atención médica.

Preparar una lista de preguntas te ayudará a sacar el mayor provecho durante tu cita médica. Para la crisis de ausencia, algunas preguntas básicas que puedes hacer incluyen las siguientes:

  • ¿Cuál es la causa más probable de estos síntomas?
  • ¿Qué pruebas se necesitan? ¿Requieren estas pruebas alguna preparación especial?
  • ¿Es temporal o crónica esta afección?
  • ¿Cuáles son los tratamientos disponibles y cuál me recomienda?
  • ¿Cuáles son los efectos secundarios del tratamiento?
  • ¿Existe alguna alternativa genérica al medicamento que me receta?
  • ¿Podría mi hijo también tener convulsiones de epilepsia mayor?
  • ¿Son necesarias las restricciones en las actividades? ¿Puedo participar en actividades físicas, como fútbol, fútbol americano y natación?
  • ¿Tiene algún folleto u otro material impreso que pueda llevarme? ¿Qué sitios web me recomienda?

No dudes en hacer otras preguntas que tengas.

Qué esperar del médico

Es probable que el proveedor de atención médica de tu hijo también te haga algunas preguntas, como las siguientes:

  • ¿Cuándo comenzaron los síntomas?
  • ¿Con qué frecuencia se produjeron los síntomas?
  • ¿Puedes describir una convulsión típica?
  • ¿Cuánto duran las convulsiones?
  • Después de la convulsión, ¿es consciente de lo que sucedió?