Diagnósticos

Para diagnosticar un trastorno del movimiento, tu profesional de atención médica empieza con un examen físico y una revisión de los síntomas. También anotará tus antecedentes médicos.

Es posible que deban hacerte pruebas para ayudar a diagnosticar un trastorno del movimiento o encontrar otra causa de los síntomas. Las pruebas pueden incluir las siguientes:

  • Análisis de sangre. Se puede hacer un análisis de sangre para la deficiencia de vitaminas, la función de la tiroides y otras afecciones.
  • Pruebas genéticas. Tu profesional de atención médica puede recomendar que te hagan pruebas para determinadas afecciones genéticas que pueden derivar en trastornos del movimiento.
  • Estudios por imágenes. Pueden incluir resonancias magnéticas, tomografías computarizadas y tomografías por emisión de positrones. Es posible que a algunas personas se les deba hacer una electromiografía (EMG), que es una prueba en la que se mide la actividad eléctrica en los músculos. Tu profesional de atención médica también podría pedir una exploración del transportador de dopamina, que puede ayudar a diagnosticar el parkinsonismo.

Tratamientos

El tratamiento para los trastornos del movimiento puede incluir medicamentos para controlar los síntomas. A veces, se puede necesitar una combinación de medicamentos. Las inyecciones de bótox también pueden tratar algunos trastornos del movimiento, como la distonía y el temblor esencial.

Si la causa del trastorno del movimiento es una enfermedad, tratar la afección puede ayudar a aliviar los síntomas.

La fisioterapia, la terapia ocupacional y la terapia del habla también pueden ayudar a las personas con trastornos del movimiento.

Las personas con síntomas graves pueden requerir cirugía. A veces, una estimulación cerebral profunda puede ser una opción para tratar los trastornos del movimiento, como el temblor esencial o la enfermedad de Parkinson.