Descripción general
El melanoma es un tipo de cáncer de piel que se origina en los melanocitos. Los melanocitos son células que producen el pigmento que da color a la piel. El pigmento se conoce como melanina.
El melanoma se origina habitualmente en la piel que suele estar expuesta a la luz solar. Esto incluye la piel de los brazos, la espalda, la cara y las piernas. El melanoma también puede formarse en los ojos. En raras ocasiones, puede aparecer en el interior del cuerpo, como en la nariz o la garganta.
No se conoce la causa exacta de los melanomas. La exposición a la luz ultravioleta causa la mayoría de los melanomas. La luz ultravioleta procede de la luz solar o de las lámparas y camas bronceadoras. Limitar la exposición a la luz ultravioleta puede ayudar a reducir el riesgo de tener melanoma.
El riesgo de manifestar un melanoma parece aumentar en las personas menores de 40 años, especialmente en las mujeres. Conocer los síntomas del cáncer de piel puede ayudar a asegurar que los cambios cancerosos se detecten y se traten antes de que el cáncer se disemine. El melanoma se puede tratar con éxito si se encuentra a tiempo.
Síntomas
Los primeros signos y síntomas del melanoma suelen ser:
- Un cambio en un lunar existente
- La formación de un nuevo bulto pigmentado o de aspecto inusual en la piel
El melanoma no siempre comienza como un lunar. También puede aparecer en piel sana.
Los síntomas de los melanomas pueden ocurrir en cualquier parte del cuerpo. Los melanomas se desarrollan con más frecuencia en zonas que estuvieron expuestas al sol. Esto incluye los brazos, la espalda, la cara y las piernas.
Los melanomas también pueden aparecer en zonas que no están tan expuestas al sol. Por ejemplo, en las plantas de los pies, las palmas de las manos y el lecho de las uñas. El melanoma también puede aparecer en el interior del cuerpo. Estos melanomas ocultos son más comunes en personas que tienen la piel marrón o negra.
Lunares típicos
Los lunares típicos suelen tener un color uniforme. Pueden ser rosados, tostados, marrones o negros. En personas de piel negra u oscura, es más probable que los lunares típicos sean marrones oscuros o negros. Los lunares típicos tienen un borde definido que los separa de la piel que los rodea. Son ovalados o redondos y, generalmente, tienen menos de 1/4 de pulgada (alrededor de 6 milímetros) de diámetro.
La mayoría de los lunares comienzan a aparecer en la infancia y pueden formarse nuevos lunares hasta aproximadamente los 40 años. En la edad adulta, la mayoría de las personas tienen entre 10 y 40 lunares. Los lunares pueden cambiar de aspecto con el tiempo y algunos pueden incluso desaparecer con la edad.
Signos que pueden indicar la presencia de melanoma
Algunos lunares no son normales. Pueden tener ciertas características que indiquen la presencia de melanomas u otros tipos de cáncer de piel. Entre ellas, se incluyen las siguientes:
- Forma asimétrica. Busca lunares con formas inusuales, como dos mitades que tienen un aspecto muy diferente.
- Cambios de color. Busca bultos que tengan muchos colores o patrones de colores inusuales.
- Cambios de tamaño. Busca bultos recientes en lunares que tengan más de 1/4 de pulgada (alrededor de 6 milímetros).
- Cambios en los síntomas. Busca cambios en los síntomas, como picazón o sangrado nuevos.
- Bordes inusuales. Busca lunares que tengan bordes inusuales, dentados o con cortes.
Los lunares que se convierten en tipos de cáncer pueden verse muy diferentes. Algunos pueden presentar todos los cambios mencionados anteriormente, mientras que otros pueden tener solo una o dos características inusuales.
Melanomas ocultos
Los melanomas también pueden presentarse en zonas del cuerpo que se exponen poco o casi nada a la luz solar. Estas zonas incluyen los espacios entre los dedos y las plantas de los pies, las palmas, el cuero cabelludo o los genitales. En ocasiones, a estos se los conoce como melanomas ocultos porque aparecen en lugares donde la mayoría de la gente no revisa. Cuando el melanoma se presenta en personas de piel negra u oscura, es más probable que aparezca en una zona oculta.
Algunos de los melanomas ocultos son los siguientes:
- Melanoma dentro del cuerpo. El melanoma mucoso se presenta en las membranas mucosas. Este tejido recubre la nariz, la boca, el esófago, el ano, las vías urinarias y la vagina. Los melanomas mucosos son particularmente difíciles de detectar porque pueden confundirse con otras enfermedades mucho más comunes con facilidad.
- Melanoma en el ojo. El melanoma del ojo también recibe el nombre de melanoma ocular. Por lo general, suele presentarse en la capa de tejido debajo de la parte blanca del ojo. Esta capa recibe el nombre de úvea. Un melanoma del ojo puede causar cambios en la visión y puede diagnosticarse durante un examen de la vista.
- Melanoma debajo de una uña. El melanoma lentiginoso acral es un tipo poco frecuente de melanoma que puede ocurrir debajo de una uña del dedo del pie o de la mano. También se lo puede encontrar en las palmas de las manos o en las plantas de los pies. El melanoma lentiginoso acral suele ser muy oscuro y plano, y tener bordes muy inusuales. Es más común en las personas de ascendencia asiática y en aquellas de piel negra u oscura.
Cuándo debes consultar a un médico
Programa una cita con el médico u otro profesional de atención médica si notas algún cambio en la piel que te preocupa.
Causas
El melanoma se produce cuando un factor transforma los melanocitos sanos en células cancerosas. Los melanocitos son células de la piel que producen el pigmento que da color a la piel. El pigmento se conoce como melanina.
Los melanomas comienzan cuando los melanocitos desarrollan cambios en su ADN. El ADN de una célula contiene las instrucciones que le indican a esta qué debe hacer. En las células sanas, el ADN da las instrucciones para crecer y multiplicarse a un determinado ritmo. Las instrucciones también les indican a las células en qué momento deben morir. En el caso de las células cancerosas, los cambios en el ADN hacen que las instrucciones sean diferentes; por ejemplo, hacen que las células cancerosas se multipliquen a gran velocidad. De este modo, las células cancerosas siguen viviendo mientras que las células sanas mueren. Esto origina un exceso de células.
Las células cancerosas pueden formar una masa llamada tumor. El tumor puede crecer e invadir y destruir el tejido corporal sano. Con el tiempo, las células cancerosas pueden desprenderse y diseminarse a otras partes del cuerpo. Cuando el cáncer se disemina, se denomina cáncer metastásico.
No se sabe con claridad qué cambia el ADN de las células de la piel y cómo deriva en el melanoma. Es probable que sea una combinación de factores, entre ellos factores ambientales y genéticos. Aun así, los profesionales de atención médica creen que la exposición a la luz ultravioleta es la principal causa de melanoma. La luz ultravioleta procede del sol y de las lámparas y camas bronceadoras.
La luz ultravioleta no causa todos los melanomas, sobre todo aquellos que se producen en lugares del cuerpo que no reciben exposición a la luz solar. Esto significa que otros factores pueden intervenir en el riesgo de padecer melanoma.
Factores de riesgo
Entre los factores que pueden aumentar el riesgo de padecer melanoma, se encuentran los siguientes:
- Antecedentes familiares de melanoma. Si un pariente cercano tuvo un melanoma, tienes más probabilidades de desarrollarlo también. Los parientes cercanos pueden ser el padre o la madre, un hijo o un hermano.
- Antecedentes de quemaduras por el sol. Una o más quemaduras por el sol graves con ampollas pueden aumentar el riesgo de tener melanoma.
- Exposición a la luz ultravioleta. La luz ultravioleta, que proviene del sol y de las luces y camas de bronceado, aumentan el riesgo de tener cáncer de piel, incluido el melanoma.
- Tener muchos lunares o lunares que no son normales. La presencia de más de 50 lunares normales en el cuerpo indica un riesgo mayor de tener melanoma. Además, tener un tipo de lunar que no es normal aumenta el riesgo de tener melanoma. Conocidos de manera médica como nevos displásicos, estos lunares suelen a ser más grandes que los lunares normales. Pueden tener bordes inusuales y distintos colores.
- Vivir más cerca del ecuador o en una mayor altitud. Las personas que viven cerca de la línea del ecuador reciben más rayos solares directos. Por lo tanto, experimentan mayores cantidades de luz ultravioleta procedente del sol que las personas que viven más al norte o al sur. Además, las personas que viven a mayor altitud están más expuestas a la luz ultravioleta.
- Piel que se quema con facilidad con el sol. Cualquier persona puede tener melanoma, pero es más común en las personas con piel blanca. Si tienes cabello rubio o pelirrojo, ojos claros y pecas o te quemas con facilidad con el sol, es más probable que desarrolles un melanoma.
- Sistema inmunitario debilitado. Si alguna enfermedad o la toma de medicamentos debilitan el sistema inmunitario, que ataca a los gérmenes en el organismo, podría haber mayor riesgo de tener melanoma u otros tipos de cáncer de piel. Un sistema inmunitario debilitado puede deberse a la toma de medicamentos para mantenerlo bajo control, como sucede después de un trasplante de órganos. Existen determinadas afecciones, tales como la infección por VIH, que pueden debilitar el sistema inmunitario.
Prevención
Puedes reducir el riesgo de tener melanoma y otros tipos de cáncer de piel si sigues estas recomendaciones:
- Evita las lámparas de bronceado y las camas solares. Las lámparas y camas bronceadoras emiten luz ultravioleta. La exposición a este tipo de luz puede aumentar el riesgo de padecer cáncer de piel.
- Evita el sol durante el mediodía. Para muchas personas en Norteamérica, los rayos solares son más fuertes entre las 10:00 y las 16:00. Organiza tus actividades al aire libre para otros momentos del día, incluso en invierno o cuando el cielo esté nublado.
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Conoce qué tipo de piel tienes para así notar los cambios. Revisa tu piel con frecuencia para detectar nuevas protuberancias en la piel. Busca cambios en lunares, pecas, protuberancias y marcas de nacimiento existentes. Con la ayuda de espejos, revísate el rostro, el cuello, las orejas y el cuero cabelludo.
Mírate el pecho y el tronco y la parte superior e inferior de los brazos y las manos. Revisa tanto la parte frontal como posterior de las piernas y los pies, las plantas de los pies y los espacios entre los dedos. Revisa también la zona genital y entre los glúteos.
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Usa ropa protectora. Cuando salgas al exterior durante el día, usa ropa que te ayude a proteger la piel de los rayos solares. Cúbrete la piel con ropa oscura y con tela ceñida que te cubra los brazos y las piernas. Usa un sombrero de ala ancha que brinda mayor protección que una gorra de béisbol o que una visera. Algunas compañías también venden ropa de protección. El dermatólogo puede recomendar una marca adecuada.
No olvides los anteojos de sol. Busca las que bloquean los dos tipos de luz ultravioleta que proceden del sol, que se conocen como ultravioleta A y ultravioleta B.
- Usa protector solar durante todo el año. Aunque el día esté nublado, usa un protector solar de amplio espectro con un factor de protección solar de, al menos, 30. Aplica una buena cantidad de protector solar. Vuelve a aplicarlo cada dos horas o con más frecuencia si nadas o sudas.