Diagnóstico
Diagnosticar un hematoma intracraneal puede ser un desafío porque es posible que las personas que tienen una lesión en la cabeza parezcan estar bien.
Por lo general, los profesional de atención médica suponen que el sangrado dentro del cráneo es la causa de la pérdida del conocimiento después de una lesión en la cabeza hasta que se demuestre lo contrario.
Las técnicas de obtención de imágenes son las mejores formas de determinar la posición y el tamaño de un hematoma.
Estos son algunos de ellos:
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Tomografía computarizada.
Se usa una máquina de rayos X sofisticada que se conecta a una computadora para producir imágenes detalladas del cerebro.
En este estudio, permaneces quieto, acostado sobre una mesa móvil que se introduce en un aparato semejante a una gran dona en el cual se producen las imágenes.
La tomografía computarizada es la técnica de diagnóstico por imágenes más común para diagnosticar hematomas intracraneales.
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Resonancia magnética.
Se hace mediante un campo magnético y ondas de radio para generar imágenes computarizadas.
Durante una resonancia magnética, te acuestas en una mesa móvil que se introduce en un tubo.
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Angiografía.
Si existe alguna preocupación acerca de un posible aneurisma en el cerebro u otro problema de los vasos sanguíneos, una angiografía puede proporcionar más información.
En esta prueba se usan rayos X y una sustancia de contraste especial para producir imágenes del flujo sanguíneo en los vasos sanguíneos del cerebro.
Tratamiento
Los hematomas que son pequeños y no producen ningún síntoma no necesitan eliminarse.
Sin embargo, los síntomas pueden aparecer o empeorar días o semanas después de la lesión.
Como resultado, es posible que se te vigile para detectar cambios neurológicos, que se te mida la presión intracraneal y que se te hagan varias tomografías computarizadas de la cabeza.
Si tomas medicamentos anticoagulantes, como warfarina (Jantoven), es posible que necesites terapia para revertir los efectos del medicamento.
Esto reducirá el riesgo de más sangrados.
Las opciones para revertir el efecto de los anticoagulantes incluyen la administración de vitamina K y plasma fresco congelado.
Cirugía
El tratamiento de los hematomas intracraneales a menudo implica una cirugía.
El tipo de cirugía depende del tipo de hematoma que tengas.
Estas son algunas opciones:
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Exudado quirúrgico.
Si la sangre se encuentra en una sola área y ha cambiado de coágulo sólido a líquido, el médico puede crear una pequeña perforación en el cráneo y utilizar la succión para extraer el líquido.
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Extracción de parte del cráneo, conocida como una craneotomía.
Los hematomas grandes pueden requerir que se abra una sección del cráneo para extraer la sangre.
Recuperación
La recuperación tras un hematoma intracraneal puede llevar mucho tiempo y es posible que no se recupere del todo.
La mayor recuperación se produce hasta seis meses después de la lesión, y la mejoría suele ser menor a partir de entonces.
Si continúas teniendo síntomas neurológicos después del tratamiento, podrías necesitar fisioterapia y terapia ocupacional.
Estrategias de afrontamiento y apoyo
La paciencia es clave para afrontar las lesiones cerebrales.
Los adultos harán la mayor parte de su recuperación durante los primeros seis meses.
Puedes continuar teniendo mejoras más pequeñas y más graduales durante un máximo de dos años después del hematoma.
Toma las siguientes medidas para ayudar con tu recuperación:
- Duerme lo suficiente durante la noche y descansa durante el día cuando te sientas cansado.
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Retoma tus actividades habituales gradualmente cuando te sientas más fuerte.
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No participes en deportes de contacto o recreativos hasta que el médico te autorice a hacerlo.
- Consulta con el equipo de atención médica antes de comenzar a conducir, hacer deportes, andar en bicicleta u operar maquinaria pesada.
Es probable que tus tiempos de reacción hayan disminuido como consecuencia de la lesión cerebral.
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Consulta al equipo de atención médica antes de tomar medicamentos.
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No bebas alcohol hasta que te hayas recuperado por completo.
El alcohol puede retrasar la recuperación y beber en exceso puede aumentar el riesgo de que presentes una segunda lesión.
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Anota las cuestiones que te cueste recordar.
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Habla con alguien en quien confíes antes de tomar decisiones importantes.