Cualquier persona, incluidos los niños, pueden contagiarse de COVID-19, o enfermedad por coronavirus 2019. Infórmate sobre los síntomas, las pruebas y los problemas médicos asociados a la COVID-19 en los niños. Y aprende cómo prevenir la COVID-19, especialmente en niños que corren un alto riesgo de tener un cuadro grave.

Según el registro de datos entre 2020 y 2023, los niños representaron alrededor del 18 % de todas las personas con COVID-19 reportado en los Estados Unidos.

Mientras que los niños son tan propensos como los adultos a contraer el virus que causa la COVID-19, los niños son menos propensos a enfermarse gravemente. Desde 2020 hasta finales de marzo de 2024, los niños de hasta 17 años representaban alrededor del 1,5 % de las personas que necesitaron tratamiento para la COVID-19 en el hospital.

Sin embargo, algunos niños con COVID-19 requirieron ingreso hospitalario, tratamiento en la unidad de cuidados intensivos o la conexión a un respirador, una máquina para ayudarlos a respirar. Con muy poca frecuencia, la COVID-19 puede causar la muerte.

Algunos problemas de salud podrían aumentar el riesgo de que un niño tenga un cuadro grave de COVID-19, como los siguientes:

  • Tener más de una enfermedad crónica, que incluyen enfermedades del corazón, los pulmones y el sistema nervioso.
  • No estar al día con la vacunación contra la COVID-19.
  • Tener un sistema inmunitario debilitado.
  • Haber tenido un nacimiento prematuro, es decir, antes de la fecha de parto prevista.
  • Tener obesidad.
  • Tener diabetes tipo 1 o tipo 2.

Esta no es una lista completa. Otros problemas de salud, como la enfermedad de células falciformes, pueden estar asociados a cuadros más graves de COVID-19.

Tener más de un factor de riesgo aumenta las posibilidades de tener COVID-19 grave. Tener menos de 1 año de edad o más de 12 también aumenta el riesgo. El riesgo de tener un cuadro grave de COVID-19 también puede aumentar si el niño tiene una enfermedad que no está controlada.

Una vacuna contra la COVID-19 puede impedir que tu hijo contraiga o propague el virus que causa la COVID-19. También puede evitar que tu hijo presente un cuadro grave de la enfermedad, que haya que hospitalizarlo o que muera debido a la COVID-19.

Los niños menores de 1 año parecen tener un mayor riesgo de enfermarse de gravedad con la COVID-19 que los niños mayores. Esto puede deberse principalmente al hecho de que los bebés con nacimiento prematuro corren el mayor riesgo.

En general, el virus que causa la COVID-19 no se disemina de la persona embarazada al feto. Los bebés suelen contagiarse de COVID-19 de un cuidador enfermo después del parto.

Las personas embarazadas pueden ayudar a reducir el riesgo de un bebé si reciben la vacuna contra la COVID-19 durante el embarazo. Existen algunas pruebas de que el feto puede recibir esta protección, y que esta puede continuar después del nacimiento.

Los niños con COVID-19 pueden tener síntomas graves o leves, o ningún síntoma. Los síntomas pueden presentarse de 2 a 14 días después del contacto con el virus que causa la COVID-19.

Los síntomas más comunes son fiebre y tos, incluida la tos perruna asociada al crup. En muchos niños, los síntomas se presentan como los de otras enfermedades respiratorias, es decir, de los pulmones y el aparato respiratorio, y pueden incluir:

  • Dolor de garganta
  • Congestión nasal o goteo de la nariz
  • Dolor de cabeza
  • Mucho cansancio (fatiga)
  • Náuseas, vómitos o heces blandas (diarrea)
  • Escalofríos
  • Dolores musculares

Mediante pruebas se puede determinar si la causa de los síntomas es el virus que ocasiona la COVID-19.

Los síntomas de la COVID-19 también pueden incluir dificultad para respirar o falta de aire, como también pérdida reciente del gusto o el olfato.

Busca ayuda de emergencia de inmediato si a tu hijo le resulta difícil respirar. Los síntomas de la dificultad para respirar incluyen gruñidos, aleteo de las fosas nasales y retracciones, en las que el pecho parece hundirse a la altura de la clavícula y las costillas con cada respiración. Otros síntomas de dificultad para respirar son la falta de aire durante el reposo, la respiración rápida o la respiración sibilante, ruidosa o ronca. En el caso de los bebés, quizás observes que tu bebé no puede llorar ni alimentarse.

Busca ayuda de emergencia ante otros síntomas de enfermedad grave, como los siguientes:

  • Fiebre de más de 100,4 grados Fahrenheit (38 grados Celsius) en niños menores de 3 meses
  • Problemas de deglución, como babeo en niños menores de 3 años y, en niños más grandes, incapacidad de tragar o de abrir la boca por completo
  • Color de la piel, los labios o el lecho ungueal pálidos, o de color gris o azul
  • Confusión reciente
  • Problemas para mantenerse despierto o despertar
  • Dolor o presión en el pecho que es constante
  • Vómitos o diarrea que no se detienen
  • Deshidratación, que en un bebé menor de 3 meses significa que mojó el pañal menos de tres veces en 24 horas

Esta lista no incluye todos los síntomas de emergencia. Si el niño bajo tu cuidado tiene síntomas que te preocupan, busca ayuda. Informa al equipo de atención médica sobre una prueba positiva para COVID-19 o síntomas de la enfermedad.

Hacer pruebas de detección para COVID-19 puede ayudar a determinar con rapidez si el virus de la COVID-19 es la causa de la enfermedad de tu hijo. Las pruebas te ayudan a actuar con rapidez para prevenir una cuadro grave en niños que corren un riesgo superior al promedio. También ayuda a proteger a otras personas que podrían correr un mayor riesgo.

Si tú o tu hijo estuvieron expuestos al virus o tienen síntomas, deben hacerse pruebas de detección para COVID-19. Hacerte pruebas durante los momentos en que muchas personas de tu área tienen COVID-19 puede ayudar a detener la diseminación del virus que causa la enfermedad.

El síndrome multisistémico inflamatorio pediátrico es una afección grave asociada a una infección con el virus que causa la COVID-19.

Los niños que tienen esta afección presentan fiebre, marcadores sanguíneos de inflamación y enfermedad grave en todo el cuerpo. Se pueden inflamar órganos como el cerebro, los ojos, el corazón, los pulmones, los riñones, el sistema digestivo y la piel. Los síntomas del síndrome multisistémico inflamatorio pediátrico se tratan en el hospital durante el curso de la enfermedad.

El síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico es poco frecuente. En 2023, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos recibieron 117 informes de síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico. La mayoría de estos niños no había tenido problemas médicos antes de tener esta afección.

Los síntomas suelen aparecer de 2 a 6 semanas después de la infección con el virus que causa la COVID-19.

Los síntomas del síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico incluyen fiebre que no desaparece junto con otros síntomas:

  • Vómitos
  • Diarrea
  • Dolor abdominal
  • Erupción en la piel
  • Ojos inyectados de sangre
  • Mareos o aturdimiento

Los signos que advierten que se trata de una emergencia por síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico son los siguientes:

  • Problemas para mantenerse despierto o despertar
  • Dificultad para respirar
  • Confusión reciente
  • Piel, labios o lecho de las uñas de color gris o azul
  • Dolor abdominal intenso

Si tu hijo presenta algún signo que advierte que se trata de una emergencia o está gravemente enfermo y presenta otros síntomas, llévalo al departamento de emergencias más cercano o llama al 911 o a tu número local para emergencias. Si tu hijo no está gravemente enfermo, pero presenta otros síntomas de síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico, comunícate con su profesional de atención médica cuanto antes para que te asesore.

La mayoría de los niños se recuperan rápidamente y no tienen problemas médicos causados por el síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico.

Mantenerse al día con las vacunas contra la COVID-19 ofrece protección contra el síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico, y la mayoría de los niños que tuvieron esta enfermedad pueden recibir la vacuna contra la COVID-19 según el cronograma.

Cualquier persona que haya tenido COVID-19 puede desarrollar el síndrome pos-COVID-19. Los nuevos síntomas o afecciones que se presentan después de la infección por el virus que causa la COVID-19 se relacionan más a menudo con un cuadro grave de COVID-19. Pero cualquier persona que se contagie el virus de la COVID-19 puede desarrollar el síndrome pos-COVID-19.

Los síntomas suelen incluir un alto nivel de cansancio que afecta la vida cotidiana. Y algunos síntomas pueden empeorar después de determinadas actividades.

Los síntomas pueden estar relacionados con lo siguiente:

  • Problemas para respirar
  • Problemas para pensar
  • Latidos cardíacos rápidos
  • Problemas de sueño
  • Problemas digestivos
  • Dolor en las articulaciones o los músculos

Dependiendo de su edad, los niños pueden tener dificultades para explicar algunos de estos problemas, por lo que puede resultar difícil para los equipos de atención médica llegar a un diagnóstico.

Estos síntomas podrían afectar la capacidad de tu hijo para asistir a la escuela o realizar sus actividades habituales. Si después de tener COVID-19 tu hijo tiene síntomas que no mejoran, habla con el profesional de atención médica. Si trabajas con la escuela de tu hijo, puede ser posible compensar estos síntomas.

Mantenerse al día con las vacunas contra la COVID-19 ofrece protección contra el síndrome pos-COVID-19.

Las vacunas contra la COVID-19 disponibles en los Estados Unidos son:

  • Vacuna de Pfizer-BioNTech para 2023-2024 contra la COVID-19, disponible para personas de 6 meses en adelante.
  • Vacuna de Moderna para 2023-2024 contra la COVID-19, disponible para personas de 6 meses en adelante.
  • Vacuna de Novavax para 2023-2024 contra la COVID-19, disponible para personas de 12 años en adelante.

En general, las personas de más de 4 años con sistemas inmunitarios típicos pueden recibir cualquier vacuna aprobada o autorizada para su edad. Y, por lo general, no es necesario que cada vez que se vacunen las personas reciban vacunas del mismo fabricante.

Algunas personas deben recibir todas las dosis de la vacuna del mismo fabricante, entre ellas:

  • Niños de 6 meses a 4 años.
  • Personas mayores de 5 años con sistemas inmunitarios debilitados.
  • Personas de más de 12 años que solo han recibido una inyección de la vacuna Novavax. Deben recibir la segunda inyección de Novavax en una serie de dos dosis.

Habla con un profesional de atención médica si tienes alguna pregunta sobre las vacunas para ti o tu hijo. Tu equipo de atención médica puede ayudarte si:

  • La vacuna que tú o tu hijo recibieron anteriormente no está disponible.
  • No sabes qué vacuna recibieron tú o tu hijo.
  • Tú o tu hijo comenzaron una serie de vacunas, pero no pudieron terminarla debido a los efectos secundarios.

Hay muchos pasos que puedes seguir para evitar que tu hijo se contagie con el virus de la COVID-19 y lo contagie a otras personas.

  • Recibir la vacuna. Si las fechas son adecuadas, la vacuna contra la COVID-19 puede administrarse a los niños que cumplen los requisitos el mismo día que reciben las demás vacunas.
  • Mantener las manos limpias. Fomenta el lavado de manos frecuente con agua y jabón durante al menos 20 segundos. Enseña a tus hijos a seguir lavándose las manos hasta que hayan cantado dos veces la canción entera de feliz cumpleaños, lo que aproximadamente lleva 20 segundos. O bien, usa un desinfectante de manos a base de alcohol que tenga por lo menos un 60 % de alcohol. Dile a tu hijo que se cubra la boca y la nariz con el codo o con un pañuelo desechable cuando tosa o estornude. Recuérdale que evite tocarse los ojos, la nariz y la boca.
  • Limpiar y desinfectar la casa. Limpia con regularidad las superficies y los objetos que se tocan con frecuencia y después de recibir visitas en casa. Asimismo, limpia con regularidad las áreas que se ensucian con facilidad, como la mesa para cambiar al bebé y las superficies y los objetos que tu hijo toca con frecuencia.
  • Hacer que el aire fluya. Mueve el aire con ventiladores, ventanas o puertas abiertas y filtros para evitar que los gérmenes persistan en los espacios cerrados.
  • Manten cierta distancia. Si es posible, eviten el contacto cercano con cualquier persona que esté enferma o tenga síntomas. Trata de mantener distancia en espacios cerrados y concurridos, especialmente en lugares con poca circulación de aire.
  • Usa mascarilla. Si te encuentras en un área en la que hay una gran cantidad de personas hospitalizadas por la COVID-19, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades recomiendan usar una mascarilla bien ajustada en espacios públicos cerrados. No le pongas una mascarilla a niños menores de 2 años ni a niños con discapacidades que no puedan llevarla de forma segura.

Mantén al día las visitas del niño sano y las demás vacunas de tu hijo. La COVID-19 es solo una de las muchas enfermedades que se pueden prevenir con la vacunación. La vacunación infantil se programa con cuidado. Las vacunas se administran cuando la protección heredada de la madre disminuye y el sistema inmunitario del niño está listo, pero antes de que sea probable que el niño entre en contacto con los gérmenes que causan infecciones reales.

Seguir las pautas para protegerse contra el virus de la COVID-19 puede ser difícil para los niños. Sé paciente. Si tú demuestras las conductas correctas, es más probable que tu hijo te siga tu ejemplo.

Sept. 07, 2024