Diagnóstico
Como parte del control periódico del niño sano, el médico calcula el índice de masa corporal de tu hijo y determina en qué punto se encuentra en la tabla índice de masa corporal por edad. El índice de masa corporal ayuda a indicar si tu hijo tiene sobrepeso para su edad y para su estatura.
Mediante el uso del gráfico de crecimiento, el médico establece el percentil de tu hijo, es decir, cómo se compara tu hijo con otros niños del mismo sexo y edad. Por ejemplo, si tu hijo está en el percentil 80, significa que, comparado con otros niños del mismo sexo y edad, el 80 % tiene un índice de masa corporal menor.
Los puntos de corte en estos gráficos de crecimiento, establecidos por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, ayudan a clasificar la gravedad del problema de peso de un niño:
- Índice de masa corporal entre los percentiles 85 y 94: sobrepeso
- Índice de masa corporal en el percentil 95 o superior: obesidad
- Índice de masa corporal en el percentil 99 o superior: obesidad grave
Debido a que el índice de masa corporal no considera aspectos como ser musculoso o tener una estructura corporal más grande que el promedio y dado que los patrones de crecimiento varían mucho según el niño, el médico también tiene en cuenta el crecimiento y el desarrollo de tu hijo. Esto ayuda a determinar si el peso de tu hijo es un problema de salud.
Además del índice de masa corporal y el peso de los gráficos de crecimiento, el médico también evalúa:
- Los antecedentes de obesidad en tu familia y los problemas de salud relacionados con el peso, como la diabetes
- Los hábitos alimentarios de tu hijo
- Su nivel de actividad
- Otras enfermedades que pueda tener
- Historial psicosocial, lo que incluye incidencias de depresión, alteraciones del sueño y tristeza y si tu hijo se siente aislado o solo o es objeto de hostigamiento
Análisis de sangre
El médico de tu hijo podría solicitar otros análisis de sangre que pueden incluir:
- Prueba de colesterol
- Examen de glucosa en la sangre
- Otros análisis de sangre para verificar desequilibrios hormonales u otras afecciones relacionadas con la obesidad
Algunas de esas pruebas requieren que tu hijo no coma ni beba nada algunas horas antes de realizárselas. Pregunta si tu hijo necesita ayunar antes de un análisis de sangre y, de ser así, durante cuántas horas.
Tratamiento
El tratamiento para la obesidad infantil depende de la edad del niño y si tiene otras enfermedades. El tratamiento suele incluir cambios en los hábitos alimenticios y el nivel de actividad física del niño. En determinadas circunstancias, el tratamiento también puede comprender la toma de medicamentos o una cirugía para la pérdida de peso.
Tratamiento para niños con un índice de masa corporal entre los percentiles 85 y 94 (sobrepeso)
La American Academy of Pediatrics (Academia Estadounidense de Pediatría) recomienda que los niños mayores de dos años cuyo peso se encuentre en la categoría de sobrepeso se sometan a un programa de mantenimiento para frenar el avance del aumento de peso. Esta estrategia permite que el niño crezca en estatura pero no aumente de peso, de modo que, con el paso del tiempo, el índice de masa corporal disminuirá a un nivel más saludable.
Tratamiento para niños con índice de masa corporal en el percentil 95 o superior (obesidad)
A los niños de entre 6 y 11 años cuyo peso entra en la categoría de obesidad se los puede alentar a modificar sus hábitos alimenticios para perder peso gradualmente, no más de 1 libra (o alrededor de 0,5 kilogramos) por mes. A los niños más grandes y adolescentes que son obesos o gravemente obesos se los puede alentar a hacer una dieta para modificar sus hábitos alimenticios que apunte a una pérdida de peso de hasta 2 libras (o alrededor de 1 kilogramo) por semana.
Los métodos para que el niño mantenga el peso actual o adelgace son los mismos: el niño necesita llevar una dieta saludable, tanto en términos de tipo de alimentos como de cantidad, y aumentar la actividad física. El éxito depende, en gran parte, del compromiso de un adulto que lo ayude a hacer estos cambios.
Alimentación saludable
Los padres son los que compran los alimentos, preparan las comidas y deciden dónde se come. Incluso los pequeños cambios pueden hacer una gran diferencia en la salud de tu hijo.
- Prioriza las frutas y las verduras. Cuando vas de compras, reduce la cantidad de comida semipreparada, como galletas dulces, galletas saladas y comidas preparadas, que generalmente tienen un alto contenido de azúcar, grasas y calorías.
- Limita las bebidas azucaradas. Esto incluye bebidas que contienen jugo de frutas. Estas bebidas proporcionan poco valor nutritivo y una gran cantidad de calorías. También pueden hacer que tu hijo se sienta demasiado lleno para comer alimentos más saludables.
- Evita la comida rápida. Muchas de las opciones del menú tienen un alto contenido de grasas y calorías.
- Compartan todos juntos la mesa para las comidas familiares. Haz que sea un momento para compartir novedades y contar historias. No permitas que tu hijo coma delante del televisor, la computadora o los videojuegos, ya que esto puede causar que coma más rápido y no se percate de la cantidad consumida.
- Sirve porciones de tamaños adecuados. Los niños no necesitan tanta comida como los adultos. Comienza con una porción pequeña y tu hijo podrá pedir más si todavía tiene hambre. Permite que tu hijo coma hasta que esté lleno, incluso si eso significa que quede comida en el plato. Y, cuando salgan a comer afuera, recuerda que los tamaños de las porciones de restaurante muchas veces son demasiado grandes.
Actividad física
Algo fundamental para lograr un peso saludable y mantenerlo, especialmente en el caso de los niños, es la actividad física, ya que quema calorías, fortalece los huesos y los músculos, y ayuda a los niños a dormir bien en la noche y permanecer alertas durante el día.
Los buenos hábitos establecidos en la infancia ayudan a los adolescentes a mantener un peso saludable. Además, los niños activos tienen mayores probabilidades de convertirse en adultos que se mantendrán en forma.
Para aumentar el nivel de actividad de tu hijo:
- Limita el tiempo de televisión. El tiempo que tu hijo pasa frente a una pantalla recreativa, delante de un televisor, computadora, tableta o teléfono inteligente, se debe limitar a no más de dos horas al día para los niños mayores de 2 años. Los niños menores de 2 años no deberían pasar tiempo frente a una pantalla.
- Enfatiza la actividad, no el ejercicio. Los niños deben hacer actividad moderada a enérgica durante al menos una hora al día. La actividad de tu hijo no tiene que ser un programa de ejercicio estructurado; el objetivo es que se mueva. Las actividades de juego libre, como jugar al escondite, a la mancha o saltar la cuerda, pueden ser excelentes opciones para quemar calorías y mejorar el estado físico.
- Busca actividades que a tu hijo le gusten. Por ejemplo, si a tu hijo le interesa el arte, salgan a una caminata en la naturaleza para recoger hojas y rocas que pueda utilizar para hacer un collage. Si le gusta trepar, vayan al parque infantil o al muro de escalada del barrio más cercano. Si a tu hijo le gusta leer, entonces caminen o vayan en bicicleta a la biblioteca del barrio en busca de un libro.
Medicamentos
Se pueden recetar medicamentos a algunos niños y adolescentes como parte de un plan general de pérdida de peso.
Cirugía para adelgazar
La cirugía para perder peso puede ser una opción para los adolescentes gravemente obesos que no han podido adelgazar por medio de cambios en el estilo de vida. Sin embargo, como con cualquier tipo de cirugía, hay posibles riesgos y complicaciones a largo plazo. Analiza con el médico de tu hijo las ventajas y desventajas.
Es posible que el médico recomiende esta cirugía si el peso de tu hijo representa una amenaza mayor para la salud que los posibles riesgos de la cirugía. Es importante que todo niño que sea considerado para una cirugía para perder peso se reúna con un equipo de especialistas pediátricos, entre ellos un especialista en obesidad, un psicólogo y un dietista.
La cirugía para perder peso no es una cura milagrosa. No garantiza que un adolescente pierda el sobrepeso ni que pueda mantener un peso ideal a largo plazo. Además, la cirugía no reemplaza la necesidad de seguir una dieta saludable y hacer actividad física con regularidad.
Estrategias de afrontamiento y apoyo
Los padres tienen un rol fundamental en ayudar a los niños a sentirse amados y a controlar su peso. Aprovecha cada oportunidad para desarrollar la autoestima de tu hijo. No tengas miedo de tratar el tema de la salud y el estado físico. Habla con tus hijos en forma directa, abierta y sin criticar ni juzgar.
Además, considera lo siguiente:
- Evita hablar sobre el peso. Los comentarios negativos sobre tu propio peso, el de tu hijo o el de alguien más, incluso con buena intención, pueden herir a tu hijo. Hablar negativamente acerca del peso puede causar una mala imagen corporal. En su lugar, concéntrate en hablar sobre alimentación saludable y una imagen corporal positiva.
- Desalienta hacer dieta y saltearse las comidas. En su lugar, alienta y apoya la alimentación saludable y el incremento de la actividad física.
- Busca razones para elogiar los esfuerzos de tu hijo. Celebra los cambios pequeños y progresivos en la conducta, pero no lo recompenses con comida. Elige otras maneras de felicitar los logros de tu hijo, como ir a la pista de bolos o a un parque local.
- Habla con tu hijo acerca de sus sentimientos. Ayuda a tu hijo a encontrar otras maneras de lidiar con las emociones, que no sea comer.
- Ayuda a tu hijo a enfocarse en objetivos positivos. Por ejemplo, hazle notar que ahora puede andar en bicicleta durante más de 20 minutos sin cansarse o que puede correr la cantidad de vueltas necesarias en la clase de gimnasia.
- Sé paciente. Ten en cuenta que enfocarse constantemente en los hábitos alimentarios de tu hijo y en el peso puede ser fácilmente contraproducente y causar que el niño coma en exceso aún más o, posiblemente, hacer que sea propenso a presentar un trastorno de la alimentación.
Preparación para la consulta
El médico de cabecera o el pediatra de tu hijo probablemente harán el diagnóstico inicial de obesidad infantil. Si tu hijo tiene complicaciones por ser obeso, es posible que lo deriven a especialistas adicionales para ayudarlo a manejar estas complicaciones.
A continuación, se presenta información que te ayudará a prepararte para tu consulta.
Qué puedes hacer
Al momento de programar la consulta, asegúrate de preguntar si tu hijo necesita hacer algo con anticipación, como ayunar antes de hacerte determinado análisis o la duración del ayuno. Haz una lista de lo siguiente:
- Los síntomas de tu hijo, si corresponde, y cuándo comenzaron
- Información personal clave, inclusive los antecedentes médicos familiares y los antecedentes de obesidad
- Todos los medicamentos, vitaminas u otros suplementos que consuma tu hijo, incluidas las dosis
- Lo que tu hijo generalmente come durante la semana, y cuán activo es
- Las preguntas para hacerle al médico
De ser posible, lleva a un familiar o amigo contigo para ayudarte a recordar la información que recibas.
Para la obesidad infantil, estas son algunas preguntas básicas que puedes hacerle al médico:
- ¿Qué otros problemas de salud es probable que mi tenga mi hijo?
- ¿Cuáles son las opciones de tratamiento?
- ¿Existen medicamentos que puedan ayudar a controlar el peso de mi hijo y otros trastornos de salud?
- ¿Cuánto tiempo llevará el tratamiento?
- ¿Qué puedo hacer para ayudar a mi hijo a perder peso?
- ¿Tiene folletos u otro material impreso que me pueda llevar? ¿Qué sitios web me recomienda?
No dudes en hacer otras preguntas.
Qué esperar del médico
Es probable que el médico de tu hijo u otro proveedor de atención médica te haga varias preguntas sobre los hábitos de alimentación de tu hijo y su actividad; entre ellas se incluyen las siguientes:
- ¿Qué come tu hijo en un día habitual?
- ¿Cuánta actividad física hace tu hijo en un día habitual?
- ¿Qué factores crees que influyen en el peso de tu hijo?
- ¿Qué dietas o tratamientos probaste para ayudar a tu hijo a bajar de peso?
- ¿Estás dispuesto a hacer cambios en el estilo de vida de tu familia para ayudar a tu hijo a bajar de peso?
- ¿Qué podría impedir que tu hijo baje de peso?
- ¿Con qué frecuencia comparte la familia una comida? ¿Ayuda el niño a preparar la comida?
- ¿Comen el niño o la familia mientras miran televisión, envían mensajes de texto o usan la computadora?
Qué puedes hacer mientras tanto
Si faltan algunos días o semanas para la consulta programada de tu hijo, toma nota de lo que come tu hijo y de qué nivel de actividad tiene.