Descripción general
La enfermedad de las arterias carótidas ocurre cuando los depósitos de grasa, llamados placas, taponan los vasos sanguíneos que suministran sangre al cerebro y a la cabeza (arterias carótidas). La obstrucción aumenta el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular. Un accidente cerebrovascular es una emergencia médica que se produce cuando el cerebro pierde por completo o la mayoría de su suministro de sangre.
En un accidente cerebrovascular, el cerebro no recibe oxígeno y las neuronas cerebrales empiezan a morir en cuestión de minutos. Es la causa principal de discapacidad y muerte en los Estados Unidos.
Por lo general, la enfermedad de las arterias carótidas se desarrolla lentamente. El primer signo podría ser un accidente cerebrovascular o un accidente isquémico transitorio. El accidente isquémico transitorio es una disminución temporal del flujo sanguíneo al cerebro.
El tratamiento de la enfermedad de las arterias carótidas generalmente comprende cambios en el estilo de vida, medicamentos y, a veces, cirugía.
Síntomas
En las primeras etapas, la enfermedad de las arterias carótidas suele no tener síntomas. Es probable que la afección no se note hasta que sea lo suficientemente grave como para privar al cerebro de sangre y causar un accidente cerebrovascular o isquemia cerebral transitoria.
Los síntomas de un accidente cerebrovascular o accidente isquémico transitorio incluyen:
- Entumecimiento o debilidad repentinos en la cara o en las extremidades, por lo general, en un lado del cuerpo.
- Dificultad repentina para hablar y para comprender lo que se dice.
- Dificultad repentina para ver con un ojo o con ambos.
- Mareo repentino o pérdida del equilibrio.
- Dolor de cabeza intenso y repentino sin causa conocida.
Cuándo consultar al médico
Busca atención médica de emergencia ante cualquier síntoma de un accidente cerebrovascular. Incluso si duran poco tiempo y después te sientes bien, consulta a un proveedor de atención médica de inmediato. Puedes haber tenido un accidente isquémico transitorio (TIA, por sus siglas en inglés). Un accidente isquémico transitorio te pone en riesgo de padecer un accidente cerebrovascular.
Habla con el proveedor de atención médica si tienes factores de riesgo para enfermedad de la arteria carótida, incluso si no tienes síntomas. Controlar los factores de riesgo podría protegerte de un accidente cerebrovascular. Consultar a un proveedor de atención médica de forma temprana aumenta las probabilidades de detectar la enfermedad de la arteria carótida y recibir tratamiento antes de que ocurra un accidente cerebrovascular.
Causas
La acumulación de depósitos grasos, o placas, en las arterias que envían sangre al cerebro causa la enfermedad de la arteria carótida. Las placas son aglutinaciones de colesterol, grasa y células sanguíneas que se forman en la arteria. Este proceso se denomina ateroesclerosis.
Las arterias carótidas que están obstruidas con placas son rígidas y estrechas. Un coágulo en las arterias carótidas obstruye el paso del oxígeno y los nutrientes al cerebro.
Factores de riesgo
Los factores que aumentan el riesgo de enfermedad de la arteria carótida incluyen los siguientes:
- Presión arterial alta. Demasiada presión en las paredes de las arterias puede debilitarlas y hacer que se dañen con más facilidad.
- Consumo de tabaco. La nicotina puede irritar el revestimiento interno de las arterias. Además, fumar aumenta la frecuencia cardíaca y la presión arterial.
- Diabetes. La diabetes disminuye la capacidad de procesar las grasas, lo que genera un mayor riesgo de presión arterial alta y de ateroesclerosis.
- Nivel alto de grasa en la sangre. El nivel alto de colesterol de lipoproteínas de baja densidad y de triglicéridos, que es un tipo de grasa en la sangre, provoca la acumulación de placas.
- Antecedentes familiares. El riesgo de tener enfermedad de las arterias carótidas es más alto si algún familiar tiene ateroesclerosis o enfermedad de las arterias coronarias.
- Edad. Las arterias se vuelven menos flexibles y más propensas a sufrir lesiones con el paso de los años.
- Obesidad. El exceso de peso aumenta las posibilidades de tener presión arterial alta, ateroesclerosis y diabetes.
- Apnea del sueño. Las crisis nocturnas sin respirar podrían aumentar el riesgo de tener un accidente cerebrovascular.
- Falta de ejercicio. No hacer ejercicio lleva a afecciones que pueden dañar las arterias, como presión arterial alta, diabetes y obesidad.
Complicaciones
La enfermedad de la arteria carótida causa entre el 10 y el 15 % de los accidentes cerebrovasculares. Un accidente cerebrovascular es una emergencia médica que puede causar daños cerebrales, debilidad muscular y posiblemente la muerte.
La enfermedad de la arteria carótida puede derivar en un accidente cerebrovascular debido a lo siguiente:
- La reducción de la circulación sanguínea. La arteria carótida puede estrecharse tanto debido a la aterosclerosis que no llegue sangre suficiente a partes del cerebro.
- La rotura de placas. Un trozo de placa puede romperse y circular hacia las arterias más pequeñas del cerebro. Allí puede quedarse atascado. Esta obstrucción corta el flujo sanguíneo hacia una parte del cerebro.
- Obstrucción por coágulo sanguíneo. Algunas placas pueden agrietarse y formar superficies irregulares en la pared de la arteria. El cuerpo reacciona como lo haría ante cualquier lesión. Envía a la zona las células sanguíneas que contribuyen al proceso de coagulación. El resultado puede ser un coágulo grande que obstruye o disminuye el flujo sanguíneo al cerebro y causa un accidente cerebrovascular.
Prevención
Estas medidas pueden ayudar a prevenir la enfermedad de la arteria carótida o evitar que empeore:
- No fumes. Después de unos años de dejar de fumar, el riesgo de que un exfumador tenga un accidente cerebrovascular es igual al de un no fumador.
- Mantén un peso saludable. El sobrepeso aumenta otros factores de riesgo, como presión arterial alta, enfermedades cardiovasculares, diabetes y apnea del sueño.
- Sigue una dieta saludable. Consume frutas y verduras, granos o cereales integrales, pescado, frutos secos y legumbres. Limita el consumo de colesterol y grasas, especialmente grasas saturadas y grasas trans.
- Limita el consumo de sal. Consumir mucha sal puede aumentar la presión arterial en algunas personas. Los expertos recomiendan que los adultos sanos consuman menos de 1500 mg de sal al día.
- Haz ejercicio con regularidad. El ejercicio puede reducir la presión arterial, aumentar el nivel de colesterol de lipoproteínas de alta densidad, o colesterol “bueno”, y mejorar la salud general de los vasos sanguíneos y del corazón. Además, te ayuda a perder peso, controlar la diabetes y reducir el estrés.
- Limita o evita el consumo de alcohol. Si eliges beber alcohol, hazlo con moderación. Para los adultos saludables, beber con moderación significa una bebida al día para las mujeres y hasta dos bebidas al día para los hombres.
- Control de enfermedades. Controlar afecciones, tales como la diabetes o la presión arterial alta, ayuda a proteger las arterias.