Diagnóstico
Exploración física
El médico te hará una exploración física para descartar otras posibles afecciones, como una infección respiratoria o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). También te hará preguntas sobre tus signos y síntomas y sobre cualquier otro problema de salud.
Pruebas para medir la función pulmonar
También es posible que te sometas a estudios de la función pulmonar para determinar la cantidad de aire que inhalas y exhalas. Estas son algunas de las pruebas:
- Espirometría. Esta prueba ofrece estimaciones sobre el estrechamiento de los bronquios al verificar la cantidad de aire que puedes exhalar después de una inhalación profunda, así como la rapidez con la que puedes exhalar.
- Flujo espiratorio máximo. Un medidor de flujo espiratorio es un dispositivo simple que mide la fuerza con la que puedes exhalar. Los valores de flujo espiratorio máximo inferiores a los habituales son un signo de un posible mal funcionamiento de los pulmones y de que el asma podría estar empeorando. El médico te dará instrucciones específicas sobre cómo rastrear y abordar los valores bajos de flujo espiratorio máximo.
Los estudios de la función pulmonar, generalmente, se realizan antes y después de tomar un medicamento llamado "broncodilatador", como salbutamol, para abrir las vías respiratorias. Si la función pulmonar mejora con el broncodilatador, es probable que tengas asma.
Pruebas adicionales
Otras pruebas para diagnosticar el asma son las siguientes:
- Prueba de provocación con metacolina. La metacolina es un desencadenante del asma conocido. Cuando se inhala, hace que las vías respiratorias se estrechen ligeramente. Si tienes reacción a la metacolina, es probable que tengas asma. Esta prueba puede utilizarse incluso si la prueba de función pulmonar inicial arrojó resultados normales.
- Pruebas por imágenes. Una radiografía de tórax puede ayudar a identificar cualquier anormalidad estructural o enfermedad (como una infección) que pueda causar o agravar los problemas respiratorios.
- Pruebas de alergia. Las pruebas de alergia pueden realizarse mediante un análisis de piel o de sangre. Te dicen si eres alérgico a las mascotas, al polvo, al moho o al polen. Si se identifican los desencadenantes de la alergia, el médico puede recomendar inyecciones para la alergia.
- Análisis de óxido nítrico. Esta prueba mide la cantidad de óxido nítrico gaseoso en tu aliento. Cuando se inflaman las vías respiratorias (un signo de asma), es posible que tengas niveles de óxido nítrico superiores a los normales. Esta prueba no está ampliamente disponible.
- Eosinófilos en esputo. Esta prueba busca la presencia de glóbulos blancos (eosinófilos) en la mezcla de saliva y moco (esputo) que se elimina durante la tos. Los eosinófilos están presentes cuando se desarrollan los síntomas y se hacen visibles cuando se tiñen con una tinción rosa.
- Análisis de provocación para el asma inducida por el frío y los ejercicios. En estas pruebas, el médico mide la obstrucción de las vías respiratorias, y luego la persona debe realizar una actividad física intensa o inhalar aire frío varias veces.
Cómo se clasifica el asma
Para clasificar la gravedad del asma, el médico tendrá en cuenta la frecuencia y la gravedad de los signos y síntomas. Tu médico también tendrá en cuenta los resultados de tu examen físico y tus pruebas de diagnóstico.
Determinar la gravedad del asma ayuda a que el médico elija el mejor tratamiento. La gravedad del asma se modifica con el paso del tiempo, lo cual requiere que se hagan ajustes al tratamiento.
El asma se clasifica en cuatro categorías generales:
Clasificación del asma |
Signos y síntomas |
Intermitente y leve |
Síntomas leves que se manifiestan hasta dos veces por semana y hasta dos noches por mes |
Persistente y leve |
Síntomas que se manifiestan más de dos veces por semana, pero no más de una vez por día |
Persistente y moderada |
Síntomas que se manifiestan una vez por día y más de una noche por semana |
Persistente e intensa |
Síntomas que se manifiestan durante todo el día, todos los días y que son frecuentes por la noche |
Tratamiento
La prevención y el control a largo plazo son la clave para detener los ataques de asma antes de que comiencen. El tratamiento suele consistir en aprender a reconocer los factores desencadenantes, tomar medidas para evitarlos y hacer un seguimiento de la respiración para asegurarte de que los medicamentos mantienen los síntomas bajo control. En caso de un ataque de asma, es posible que tengas que utilizar un inhalador de alivio rápido.
Medicamentos
Los medicamentos adecuados para ti dependen de una serie de cuestiones, como tu edad, tus síntomas, los desencadenantes del asma y lo que sea más efectivo para mantener el asma bajo control.
Los medicamentos preventivos de control a largo plazo reducen la hinchazón (inflamación) de las vías respiratorias que produce los síntomas. Los inhaladores de alivio rápido (broncodilatadores) abren rápidamente las vías respiratorias inflamadas que restringen la respiración. En algunos casos, es necesario tomar medicamentos contra la alergia.
Los medicamentos para el control del asma a largo plazo, que, generalmente, se toman a diario, son el eje fundamental del tratamiento del asma. Estos medicamentos mantienen el asma controlada de manera permanente y disminuyen la probabilidad de que tengas un ataque de asma. Los tipos de medicamentos de control a largo plazo son:
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Corticosteroides inhalados. Estos medicamentos incluyen propionato de fluticasona (Flovent HFA, Flovent Diskus, Xhance), budesonida (Pulmicort Flexhaler, Pulmicort Respules, Rhinocort), ciclesonida (Alvesco), beclometasona (Qvar Redihaler), mometasona (Asmanex HFA, Asmanex Twisthaler) y furoato de fluticasona (Arnuity Ellipta).
Es posible que debas consumir estos medicamentos durante varios días o semanas antes de que obtengas el beneficio máximo. A diferencia de los corticosteroides orales, los corticosteroides inhalados tienen un riesgo relativamente bajo de efectos secundarios graves.
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Modificadores de leucotrienos. Estos tipos de medicamentos orales, como montelukast (Singulair), zafirlukast (Accolate) y zileutón (Zyflo), ayudan a aliviar los síntomas del asma.
Montelukast se vinculó con reacciones psicológicas, como agitación, agresión, alucinaciones, depresión y pensamientos suicidas. Busca consejo médico de inmediato si experimentas alguna de estas reacciones.
- Inhaladores combinados. Estos medicamentos, como la fluticasona-salmeterol (Advair HFA, Airduo Digihaler, otros), la budesonida-formoterol (Symbicort), el formoterol-mometasona (Dulera) y la fluticasona furoato-vilanterol (Breo Ellipta), contienen un agonista beta de acción prolongada junto con un corticosteroide.
- Teofilina. La teofilina (Theo-24, elixofilina, teocrón) es una píldora diaria que ayuda a mantener abiertas las vías respiratorias relajando los músculos que las rodean. No se usa tan a menudo como otros medicamentos para el asma y requiere análisis de sangre regulares.
Los medicamentos de alivio rápido (de rescate) se utilizan según sea necesario para el alivio rápido y a corto plazo de los síntomas durante un ataque de asma. También pueden utilizarse antes del ejercicio si tu médico lo recomienda. Los tipos de medicamentos de alivio rápido son:
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Agonistas beta de acción rápida. Estos broncodilatadores inhalatorios de alivio rápido actúan en cuestión de minutos para aliviar rápidamente los síntomas durante un ataque de asma. Incluyen albuterol (ProAir HFA, Ventolin HFA y otros) y levalbuterol (Xopenex, Xopenex HFA).
Los beta agonistas de corta duración pueden tomarse con un inhalador portátil de mano o con un nebulizador, una máquina que convierte los medicamentos para el asma en una fina niebla. Se inhalan a través de una mascarilla o una boquilla.
- Agentes anticolinérgicos. Al igual que otros broncodilatadores, el ipratropio (Atrovent HFA) y el tiotropio (Spiriva, Spiriva Respimat) actúan rápidamente para relajar inmediatamente las vías respiratorias, facilitando la respiración. Se usan principalmente para el enfisema y la bronquitis crónica, pero pueden usarse para tratar el asma.
- Corticosteroides orales e intravenosos. Estos medicamentos, que incluyen la prednisona (Prednisona Intensol, Rayos) y la metilprednisolona (Medrol, Depo-Medrol, Solu-Medrol), alivian la inflamación de las vías respiratorias causada por el asma grave. Pueden causar efectos secundarios graves cuando se usan a largo plazo, por lo que estos medicamentos se usan solo a corto plazo para tratar los síntomas graves del asma.
Si tienes un ataque de asma, un inhalador de alivio rápido puede aliviar los síntomas de inmediato. Pero no deberías necesitar usar tu inhalador de alivio rápido muy a menudo si tus medicamentos de control a largo plazo están funcionando correctamente.
Lleva un registro de cuántas veces por semana usas el inhalador. Si necesitas usar el inhalador de alivio rápido con una mayor frecuencia que la recomendada, consulta con el médico. Es probable que necesites ajustar los medicamentos de control a largo plazo.
Los medicamentos contra la alergia pueden ser útiles si las alergias son las que provocan o empeoran el asma. Algunos de ellos son los siguientes:
- Inyecciones contra la alergia (inmunoterapia). Con el tiempo, las vacunas contra la alergia reducen progresivamente la reacción del sistema inmunitario a alérgenos específicos. Las vacunas, generalmente, se aplican una vez por semana durante algunos meses y luego una vez por mes durante un período de tres a cinco años.
- Productos biológicos. Estos medicamentos, que incluyen omalizumab (Xolair), mepolizumab (Nucala), dupilumab (Dupixent), reslizumab (Cinqair) y benralizumab (Fasenra), son específicamente para personas que tienen asma grave.
Termoplastia bronquial
Este tratamiento se utiliza para tratar el asma grave que no mejora con los corticosteroides inhalados o con otros medicamentos para el asma a largo plazo. No está ampliamente disponible ni es adecuado para todos.
Durante la termoplastia bronquial, el médico calienta con un electrodo el interior de las vías respiratorias en los pulmones. El calor reduce el músculo liso dentro de las vías respiratorias. Esto limita la capacidad de las vías respiratorias para contraerse y, por ende, facilita la respiración y reduce los ataques de asma en lo posible. La terapia se realiza generalmente en tres visitas ambulatorias.
Tratamiento según la gravedad para un mejor control: Un enfoque gradual
El tratamiento debe ser flexible y basarse en los cambios ocurridos en los síntomas. Tu médico debe preguntarte sobre tus síntomas en cada visita. De acuerdo con tus signos y síntomas, el médico podrá ajustar el tratamiento como corresponda.
Por ejemplo, si el asma está bien controlada, el médico puede recetar una menor dosis de medicamento. Si el asma no está bien controlada y está empeorando, el médico puede aumentar la dosis de medicamento y recomendar consultas más frecuentes.
Plan de acción para el asma
Colabora con el médico para elaborar un plan de acción para el asma que detalle por escrito cuándo tomar ciertos medicamentos o cuándo aumentar o disminuir la dosis de medicamentos de acuerdo con los síntomas. Añade también una lista de los desencadenantes y las medidas que deberás tomar para evitarlos.
El médico también puede recomendar que controles los síntomas del asma o que utilices un medidor de flujo espiratorio de manera regular para verificar lo bien que se está controlando el asma con el tratamiento.
Estilo de vida y remedios caseros
Aunque muchas personas con asma dependan de medicamentos para prevenir y aliviar los síntomas, existen varias actividades que uno mismo puede hacer para mantener su salud y disminuir la probabilidad de tener ataques de asma.
Evita exponerte a los factores desencadenantes
Tomar medidas para reducir la exposición a los factores que provocan el asma es fundamental para poder controlar esta afección. Para esto, haz lo siguiente:
- Usa el aire acondicionado. El aire acondicionado reduce la cantidad de polen que hay en el aire proveniente de árboles, del césped y de hierbas que logra ingresar al hogar. El aire acondicionado también disminuye la humedad en el interior del hogar y puede reducir la exposición a los ácaros del polvo. Si no tienes aire acondicionado, intenta mantener las ventanas cerradas durante la temporada en la que hay más polen.
- Descontamina la decoración. Reemplaza ciertos elementos de tu dormitorio para disminuir la cantidad de polvo que puede hacer que empeoren los síntomas a la noche. Por ejemplo, protege las almohadas, el colchón y el somier con fundas a prueba de polvo. Evita utilizar almohadas y mantas rellenas de plumón. Quita las alfombras de toda la casa y coloca pisos de madera o de linóleo. Usa persianas y cortinas lavables.
- Mantén un nivel de humedad óptimo. Si vives en una zona de clima húmedo, habla con el médico sobre el uso de un deshumidificador.
- Evita las esporas de moho. Limpia las áreas húmedas en el baño, la cocina y la casa para evitar que se formen esporas de moho. Deshazte de las hojas con moho o de la leña húmeda que haya en el patio.
- Reduce la caspa de las mascotas. Si tienes alergia a la caspa, evita tener mascotas con pelos o plumas. Bañar o asear periódicamente a tus mascotas también puede reducir la cantidad de caspa en tu entorno.
- Limpia con regularidad. Limpia tu casa al menos una vez a la semana. Si vas a levantar polvo, usa una mascarilla o pídele a otra persona que limpie. Lava la ropa de cama con frecuencia.
- Tápate la nariz y la boca si hace frío. Si tu asma empeora con el frío o con el aire seco, puede resultarte útil usar una mascarilla.
Mantente saludable
Cuidarte a ti mismo puede ayudar a mantener tus síntomas controlados:
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Haz ejercicio en forma regular. Tener asma no significa tener una vida menos activa. Un tratamiento puede prevenir ataques de asma y controlar los síntomas durante la actividad.
Hacer ejercicio en forma regular fortalece el corazón y los pulmones, lo cual ayuda a aliviar los síntomas del asma. Si haces ejercicio en temperaturas frías, usa una mascarilla para calentar el aire que respiras.
- Mantén un peso saludable. Tener sobrepeso puede empeorar los síntomas del asma y aumenta el riesgo de tener otros problemas de salud.
- Controla la acidez estomacal y la enfermedad por reflujo gastroesofágico. Es posible que el reflujo ácido que causa acidez estomacal pueda dañar las vías respiratorias de los pulmones y empeorar los síntomas de asma. Si tienes acidez estomacal constante o frecuente, habla con el médico sobre las opciones de tratamiento. Es posible que necesites un tratamiento para la enfermedad por reflujo gastroesofágico antes de que mejoren los síntomas de asma.
Medicina alternativa
Ciertos tratamientos alternativos pueden ayudar a mitigar los síntomas del asma. Sin embargo, ten en cuenta que estos tratamientos no reemplazan el tratamiento médico, especialmente, si tienes asma grave. Habla con el médico antes de tomar cualquier planta medicinal o suplemento, ya que algunos pueden interactuar con los medicamentos que usas.
En la mayoría de los casos, es necesario realizar más investigaciones para determinar la eficacia de los remedios alternativos y para medir el alcance de los posibles efectos secundarios. Los tratamientos alternativos para el asma son:
- Ejercicios de respiración. Estos ejercicios pueden reducir la cantidad de medicamento que necesitas para mantener los síntomas del asma bajo control.
- Remedios naturales y plantas medicinales. Algunos remedios naturales y plantas medicinales que pueden ayudar a mejorar los síntomas del asma son la semilla negra, la cafeína, la colina y el pycnogenol.
Estrategias de afrontamiento y apoyo
El asma puede ser difícil y estresante. Es posible que a veces sientas frustración, enojo o depresión porque deberás reducir tus actividades habituales para evitar los desencadenantes ambientales. También puede que te sientas limitado o avergonzado por los síntomas de la enfermedad y por las complicadas rutinas de control.
Sin embargo, el asma no tiene que ser una afección restrictiva. La mejor forma de superar la ansiedad y la impotencia es comprender la afección y tomar el control del tratamiento. A continuación, te damos algunas sugerencias que te pueden ayudar:
- Tómate tu tiempo. Tómate descansos entre las tareas y evita realizar actividades que empeoren los síntomas.
- Haz una lista con las actividades que tienes que hacer. Así, no te sentirás abrumado. Prémiate por haber cumplido metas simples.
- Habla con personas que tengan la misma afección que tú. Las salas de chat y los foros de discusión en internet o los grupos de apoyo de tu localidad te mantienen en contacto con personas que enfrentan problemas similares. Así, sabrás que no estás solo.
- Si tu hijo tiene asma, adopta una actitud optimista. Enfócate en las cosas que tu hijo puede hacer, no en las cosas que no puede hacer. Pídeles a los maestros, al personal de enfermería de la escuela, a los entrenadores, a los amigos y a los parientes que ayuden a tu hijo a controlar el asma.
Preparación para la consulta
Es probable que primero consultes al médico de cabecera o a un profesional de la salud general. Sin embargo, cuando llames para programar una cita, es posible que te remitan a un alergólogo o a un neumólogo.
Como las citas pueden ser breves y suele haber mucho para hablar, es aconsejable ir bien preparado. A continuación, incluimos información que te ayudará a prepararte para la cita y a saber qué puedes esperar del médico.
Qué puedes hacer
Estas medidas pueden ayudarte a aprovechar al máximo tu cita:
- Anota cualquier síntoma que tengas, incluso los que parezcan no tener relación con el motivo por el cual programaste la cita.
- Anota cuándo te molestan más los síntomas. Por ejemplo, anota si tus síntomas tienden a empeorar a determinadas horas del día, durante ciertas estaciones o cuando te expones al aire frío, al polen o a otros desencadenantes.
- Anota tu información personal más importante, como episodios de estrés o cambios recientes en tu vida.
- Haz una lista de todos los medicamentos, las vitaminas y los suplementos que tomes.
- Si es posible, pídele a un familiar o a un amigo que te acompañe. En ocasiones, puede ser difícil recordar toda la información que se te proporciona durante una cita. La persona que te acompañe podría recordar algún detalle que tú hayas pasado por alto u olvidado.
- Escribe preguntas para hacerle al médico.
Tu tiempo con el médico es limitado; por eso, preparar una lista de preguntas te ayudará a aprovechar ese tiempo al máximo. Organiza tus preguntas de la más a la menos importante en caso de que se acabe el tiempo. Para el asma, algunas de las preguntas básicas para hacerle al médico son:
- ¿Es el asma la causa más probable de mis problemas respiratorios?
- Además de la causa más probable, ¿cuáles serían otras causas posibles de mis síntomas?
- ¿Qué clase de pruebas necesito hacerme?
- ¿Es probable que mi afección sea temporal o crónica?
- ¿Cuál es el mejor tratamiento?
- ¿Cuáles son las alternativas al enfoque principal que me indican?
- Tengo estas otras afecciones. ¿Cómo puedo controlarlos de la mejor manera?
- ¿Debo respetar alguna restricción?
- ¿Debería consultar a un especialista?
- ¿Existe alguna alternativa genérica al medicamento que me receta?
- ¿Hay algún folleto u otro material impreso que pueda llevarme? ¿Qué sitios web recomienda visitar?
Además de las preguntas que preparaste para el médico, no dudes en hacer otras preguntas durante la cita.
Qué esperar del médico
Es probable que el médico te haga varias preguntas. Estar preparado para responderlas puede ahorrarte tiempo para consultar sobre cualquier tema al que quieras dedicarle más tiempo. El médico podría hacerte estas preguntas:
- ¿Cuáles son tus síntomas exactamente?
- ¿Cuándo notaste los síntomas por primera vez?
- ¿Cuál es la gravedad de los síntomas?
- ¿Tienes problemas para respirar la mayor parte del tiempo o solo en ciertos momentos o situaciones?
- ¿Tienes alergias, como dermatitis atópica o rinitis alérgica (fiebre del heno)?
- ¿Existe algo que, al parecer, empeore los síntomas?
- ¿Existe algo que, al parecer, mejore los síntomas?
- ¿Existen problemas de alergia o asma en tu familia?
- ¿Tienes algún problema de salud crónico?