El último capítulo en tratamiento de radiación
El tumor de cada persona es único. En Mayo Clinic, una de las primeras decisiones que los especialistas toman contigo después de tu diagnóstico es si la radiación es apropiada o no. Si es así, Mayo Clinic ofrece una amplia gama de tratamientos de radiación, que incluyen implantes radiactivos (braquiterapia), radiación tradicional (fotones) y terapia de protones. Para muchas personas, la radiación convencional administrada estratégicamente es el mejor tratamiento. Pero otros requieren una forma diferente de radiación, especialmente aquellos con tumores cercanos a órganos vitales o en ellos, aquellos que son sensibles a los efectos secundarios de la radiación y los niños, cuyos tejidos aún se están desarrollando.
En Mayo Clinic, trabajarás con tu médico y un equipo de especialistas esmerados en desarrollar un plan individualizado que sea el mejor para tus necesidades específicas. Juntos, planearán un curso de tratamiento que garantice que recibas el tratamiento con la mayor tasa de éxito y la menor cantidad de efectos secundarios.
Los especialistas de Mayo Clinic tienen una amplia gama de terapias disponibles para ti, según tu afección, tus necesidades y, en algunos casos, tu genética. Las opciones incluyen cirugía, quimioterapia, radiación tradicional y terapia con haces de protones. Puedes recibir uno o una combinación, según tus necesidades.
Si tu tratamiento requiere radiación, no estás para nada solo. Más de la mitad de todas las personas con cáncer reciben radioterapia. La razón es simple: es eficaz. En la radioterapia, se apuntan cantidades intensas de energía a las células cancerosas para destruir el material genético que controla el crecimiento de las células.
Desafortunadamente, la radiación afecta tanto a las células sanas como a las cancerosas. La ventaja principal de la terapia de protones es que se pueden administrar dosis mayores a las células cancerosas y afectar mínimamente a las células sanas.
Más radiación, menos riesgo
EL tratamiento tradicional con rayos X emite radiación a todo lo que se encuentra en su camino. Eso significa que el tejido que se encuentra delante y detrás del tumor recibe una radiación dañina. La mayoría de los cuerpos adultos pueden absorber y reparar tales daños colaterales. Pero si tu tumor está en un órgano vital, como el cerebro o el corazón, o al lado de él, la radiación tradicional puede presentar riesgos adicionales.
También presenta riesgos adicionales para los niños, ya que son más sensibles a los efectos de la radioterapia porque sus cuerpos todavía están creciendo y desarrollándose. En comparación con la radioterapia con rayos X, la terapia de protones se irradia a menos células normales y saludables, lo que puede ayudar a prevenir problemas de salud más adelante en la vida, como crecimiento reducido, pérdida de la audición y la visión, enfermedades cardíacas y otros casos de cáncer.
La terapia de protones es más precisa.
En la terapia de protones se usan las partículas de carga positiva de un átomo (protones), que liberan su energía dentro del objetivo: el tumor. Hay una menor cantidad de radiación de entrada, pero prácticamente ninguna va más allá del tumor. Un haz de protones se puede controlar con mucha más precisión, por lo que los especialistas pueden enviar dosis más altas de radiación de manera segura a los tumores cuando es necesario.
Se ha demostrado que la terapia con haces de protones es beneficiosa para el tratamiento de muchos tipos de tumores, como los tumores cerebrales, de mama, esofágicos, oculares, gastrointestinales, ginecológicos, de cabeza y cuello, hepáticos, pulmonares, linfomas, de próstata, de tejidos blandos, espinales y muchos tipos de cáncer pediátricos.